Opinión

No basta decir “pórtense bonito”

Por: Martín Valdivia Rodríguez

El presidente de la República es el líder del Poder Ejecutivo, es la persona que lleva las riendas, quien ha tomado la batuta para conducir el país de acuerdo a sus capacidades, talentos, tabla de valores y otras virtudes que deben serle inherentes. El jefe de Estado no puede eludir la responsabilidad de tomar acciones correctivas e imponer disciplina en ministerios y demás organismos públicos, cuyas autoridades son sus subordinados. Ante un indicio de corrupción, no puede limitarse a decir algo así como “pórtense bonito” o solo invocar a las autoridades correspondientes a “esclarecer” una denuncia, más si esta es grave.

Por eso sorprende que, ante los últimos escándalos por denuncias de presunta corrupción, el presidente Pedro Castillo se limite a escribir un escueto y tibio mensaje por Twitter. “Como jefe de Estado, no avalo ningún favorecimiento a ninguna empresa ni persona en particular. Exhorto a las autoridades a que, si hubiese pruebas de algún indicio de corrupción durante mi gestión, realicen su trabajo para esclarecer los hechos bajo el marco de la ley”, anotó el primer mandatario.

Hay graves indicios de corrupción denunciados por la prensa. Empezando por el hallazgo de los US$ 20,000 que su secretario, el hombre de mayor confianza y más cercano a él, tal vez incluso que cualquier miembro del Gabinete, tenía escondidos en el baño de su despacho en Palacio de Gobierno; hecho del que el presidente no ha comentado ni una sola línea. Y terminando por el reportaje de Punto Final que reveló que el Fondo de Apoyo Gerencial (FAG), a cargo del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), estaría siendo usado para pagar favores políticos.

Las reuniones secretas del propio presidente con misteriosos personajes, que ingresan a altas horas de la noche a una casa de Breña, tampoco es poca cosa. El mutis, el carácter esquivo y la falta de transparencia no pueden ser características de un Gobierno que se precia de paladín de la justicia, la equidad, la inclusión social, la meritocracia y las oportunidades para todos.

Con esta postura, con estos silencios y opacidades, el presidente no hace más que allanarles el camino a sus detractores, especialmente a aquellos que pretenden impulsar la vacancia. Eso de darles municiones a los rivales tiene mal fin. Experiencias las hay de sobra. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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