Opinión

El “efecto bumerán” de la mentira

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Muchas cosas están quedando en medio del halo de misterio en este Gobierno. El exministro Luis Barranzuela insiste en que no armó una fiesta, a alto volumen y sin respetar las normas que él mismo ordenó en la lucha contra la pandemia, la noche de Halloween y Día de la Canción Criolla en su casa. Una vecina salió a confirmar esa versión y asegurar que la bulla salió de su parlante portátil. ¿Quién miente? ¿Barranzuela o la prensa?

A decir del psicoanalista Jorge Bruce, las “aclaraciones” del exministro Barranzuela solo agravaron el escándalo. Según su análisis de especialista en la conducta de las personas, “es difícil saber si es cinismo, estupidez o una combinación desafiante de ambas posibilidades”. Para que la premier Mirtha Vásquez haya calificado de “inaceptable” lo que hizo Barranzuela, tiene que haber ordenado que investiguen y le digan exactamente qué pasó la noche del 31 de octubre en esa casa de Surco.

En realidad, debe haber políticos sinceros y mentirosos en un porcentaje similar al resto de los ciudadanos, pero las consecuencias de sus mentiras son mucho mayores. También sus recursos y habilidades perfeccionadas para mentir o, como en los buenos trucos de magia, presentar la realidad de forma distinta. Esa vecina despeinada que, en chancletas y rodeada de perritos que acababan de hacer sus necesidades en el patio de su casa, salió a defender a Barranzuela, podría ser parte de esos “trucos” de magia. Quién sabe.

Decíamos que muchos actos y omisiones de los políticos de estos tiempos de pandemia están quedando en el rincón de la duda. Otro caso es el de la denuncia de la congresista Patricia Chirinos contra el expremier Guido Bellido, quien no cayó solo por ese problema, sino por una sumatoria de errores. Cuando ocurren estos incidentes, los detractores del Gobierno le sacan el máximo provecho, pero hay algunos que dicen que es “una raya más al tigre”, pues la recurrencia es increíble. Bellido también negó haber dicho la grosería que le atribuyó la parlamentaria chalaca, que se hace llamar “Woman del Callao”. La ocurrencia de este bochornoso incidente también es una incógnita.

Y un tercer caso de ese ramillete del misterio es el del también exministro Iber Maraví. ¿Era cierto que militó en Sendero, era camarada de Edith Lagos y hasta perpetró atentados terroristas en los años 80? Igual que los anteriormente mencionados, Maraví también fue defenestrado del Gabinete, aunque negó las acusaciones hasta el final. Para ganarse la confianza del pueblo -o recuperarla- se necesitan buenas dosis de sinceridad y transparencia. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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