Apenas han transcurrido 12 días desde que el presidente Castillo asumió su investidura y tenemos más interrogantes que respuestas respecto a su gestión. Por un lado, tenemos por lo menos siete ministros altamente cuestionados que no pueden permanecer más tiempo en sus cargos, pero también tenemos esa abierta posibilidad de que el Perú abandone el Grupo de Lima. Sin embargo, también hemos escuchado al premier Guido Bellido hablar de un Acuerdo Nacional Bicentenario, una idea que parece buena pero tendría que ser más preciso al respecto.
Tenemos que esperar que Bellido dé su exposición en el Congreso pero, lamentablemente, llega con malos vientos, con un tufo de arbitrariedad e imposición que no abona en favor de la gobernabilidad. Ojalá nos equivoquemos y que busque consensos y acuerdos para hacer viable la democracia.
Me parece positiva la iniciativa del Acuerdo Nacional Bicentenario, pero ¿en base a qué va a plantear ese acuerdo? ¿Basado en el programa de Perú Libre? ¿Sobre el Plan Bicentenario presentado en la segunda vuelta electoral? ¿O sobre los programas de sus opositores? La idea de Bellido me parece estupenda porque se suponen que van a ser las columnas en que se va a sostener ese programa de acuerdo nacional. Si el premier va a llegar al Congreso a solicitar que respalden su programa veo difícil que pueda conseguirlo.
Este gobierno ha comenzado con el pie izquierdo nombrando al señor Juan Carrasco Millones como ministro del Interior de manera irregular y, sobre todo, ilegal. Que un fiscal muy cuestionado por hacer persecuciones políticas haya utilizado el Ministerio Público como escalera para asumir cargos políticos es totalmente detestable. Ahora bien, una vez en la cartera del Interior, Millones está aplicando métodos de represión usando a la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad (Diviac) y a otros instrumentos de la policía contra sus opositores políticos, lo que tampoco se puede tolerar. Bajo esa estela estamos entrando a una etapa de ajustes y de cambios para lograr un régimen totalitario.
Y respecto a la idea de abandonar el Grupo de Lima solo tengo que decir que se trata de una torpeza. Romper ese grupo es atentar contra los gobiernos anteriores que lo apoyaron y que se mostraron en contra de los abusos en Venezuela. Si ese grupo se formó en Lima fue en base al prestigio que representaba nuestro país a nivel regional y abandonarlo sería ir en contra de nuestra propia obra.
(*) Excongresista de la República
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