Opinión

Nicaragua: Una dictadura disfrazada

Por: Martín Valdivia Rodríguez

A veces, las dictaduras pueden estar disfrazadas de democracia. Un claro ejemplo es Nicaragua, donde el presidente Daniel Ortega tiene más de quince años en el poder imponiendo lo que muchos analistas denominan una democracia autoritaria o una dictadura familiar, pues tiene a su esposa, Rosario Murillo, de vicepresidenta de la República. El 7 de noviembre habrá elecciones en Nicaragua y Ortega postula a su cuarta reelección, a la que antecede una campaña electoral de persecución a sus opositores y a la prensa independiente.

El último lunes, decenas de policías allanaron la casa del periodista Carlos F. Chamorro por órdenes del jefe supremo de la Policía. El mismo hombre de prensa recuerda que “Daniel Ortega ordenó el asalto policial a la redacción del diario ‘Confidencial’ en diciembre de 2018. Se robaron todos los equipos y confiscaron las oficinas. Hace un mes, el 20 de mayo, la policía asaltó por segunda vez la redacción de ‘Confidencial’ y de ‘Esta Semana’”.

Un día antes, el candidato a la presidencia de Nicaragua, Miguel Mora, quien también es periodista, fue detenido para ser investigado por delitos contra la soberanía. Mora se suma a los arrestos de otros cuatro precandidatos a las elecciones de noviembre. Es decir, Ortega ha ordenado una ‘cacería de brujas’ para allanarse el camino a la reelección, una palabra que en el Perú nos trae un ingrato recuerdo.

Estas son, evidentemente, medidas propias de una dictadura asolapada que jamás se deben tomar como ejemplo. Pero eso no es todo, la prensa no parametrada de Nicaragua informa que quien manda en ese país es la esposa de Ortega, Rosario Murillo, sobrina nieta de Augusto Sandino, el revolucionario que dirigió entre 1927 y 1933 la resistencia nicaragüense contra el ejército de ocupación estadounidense en Nicaragua.

Dicen que Nadine Heredia le queda chica a Rosario Murillo, ‘La Chayo’, de quien afirman que “salvó a Ortega, pero hundió al sandinismo”. Se trata de una mujer extravagante que viste de colores llamativos, suele pintarse los labios de rojo furioso y tiene los dedos repletos de anillos con piedras turquesas para “espantar la mala suerte”, pues es esotérica. Democracia no es, de ningún modo, autoritarismo y menos dictadura. Ni por asomo un régimen con estas características, debe aparecer en el Perú. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo

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