Opinión

Gabinete maquillado

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Es difícil que Dina Boluarte se atreva a reemplazar a Alberto Otárola, menos en circunstancias difíciles como las actuales, en las que el terremoto en el Ministerio Público ha desatado un enjambre sísmico con fuertes réplicas en el Poder Ejecutivo y el Legislativo. Es que el actual premier realiza muchas funciones, desde lazarillo contra la miopía política, un mal que la presidenta parece padecer, hasta de bombero apagaincendios. Estas facetas no necesariamente lo hacen mejor premier a Otárola, pero aseguran su permanencia en el Gobierno.

Da la impresión de que Otárola trabaja más con Dina Boluarte que con el equipo ministerial que supuestamente conduce. De otro modo no nos explicamos por qué los cambios en el gabinete ministerial realizados el último martes no son los que se caían de maduros.

Uno de los más graves problemas del país es la inseguridad ciudadana, cuyos índices no bajan con las declaratorias de emergencia, que resultan ser solo un paliativo que hace que los delincuentes migren de un distrito a otro. Víctor Torres, el ministro del Interior, está en el cargo desde noviembre pasado, cuando su antecesor, Vicente Romero, fue censurado por el Congreso. Es decir, lleva tres meses en el cargo, pero su labor no muestra signos de mejoría.

El ministro del Interior no solo es cuestionado por la ineficiencia del Gobierno para desarrollar una exitosa lucha contra la delincuencia, sino también por su presunta interferencia en el proceso de ascensos y pases al retiro de la Policía Nacional, entre ellos el del ex director general de la PNP, Jorge Angulo. Por ello, sobre Víctor Torres ya recaen dos mociones de interpelación y todo indica que tendrá que comparecer ante el Congreso, donde podría terminar censurándolo como Vicente Romero.

Hay otros ministros con serios cuestionamientos, como la titular de Vivienda, Construcción y Saneamiento, Hania Pérez de Cuéllar, por presuntos trabajadores fantasmas o que no cumplían efectivamente sus funciones, situación que, incluso, ameritó la intervención de la Fiscalía de la Nación. O la ministra de Cultura, Leslie Urteaga, por las entradas online a Machu Picchu y “graves problemas vinculados a falta de transparencia a nivel de contrataciones efectuadas e ineficiencia en la gestión del sector”, como se indica en una de las mociones de interpelación también presentadas en su contra.

Dina Boluarte solo cambió a los ministros de Economía, Defensa, Ambiente y Energía y Minas. Solo es un maquillaje o un parche superficial. Veamos si con este nuevo gabinete mejora su gestión. Lo dudamos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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