Opinión

Muerte asistida: el caso de Nancy Cruzan

Por: Tullio Bermeo Turchi

Uno de los primeros casos de muerte asistida en los Estados Unidos aconteció el 11 de enero de 1983. Ese día, a los 24 años, Nancy Cruzan perdió el control de su auto y salió eyectada del vehículo, quedando boca abajo en un estanque con agua.

Los paramédicos la encontraron sin signos vitales, por lo que la reanimaron y estabilizaron. Luego de dos semanas de permanecer inconsciente, fue diagnosticada con un estado vegetativo persistente, ya que producto de la privación prolongada de oxígeno su cerebro había sufrido daños irreversibles.

Nancy Cruzan evolucionó a respiración espontánea, sin embargo, a raíz de su estado, no era capaz de deglutir, por lo que tuvieron que instalarle un tubo de alimentación. Los familiares de Nancy esperaron su recuperación, pero luego de cuatro años aceptaron que su condición no variaría.

En 1987, los padres de Nancy Cruzan solicitaron el retiro del tubo. Sin embargo, los médicos a cargo de Nancy rechazaron la solicitud, indicando que requerían de una orden judicial para ello.

Ante la negativa del hospital, los padres de Nancy llevaron el caso de su hija a la justicia. En julio de 1988, la familia Cruzan ganó el caso en la Corte de Sucesión. Sin embargo, el procurador general apeló y la Corte Suprema de Missouri revirtió el fallo.

Según el jurado de Missouri, el Estado tiene el interés incondicional en preservar la vida, y que el soporte médico de un paciente incompetente solo podría ser suspendido si se cumple adecuadamente con el “estándar de evidencia clara y convincente”.

En vista de este escenario, los Cruzan apelaron a la Corte Suprema de los Estados Unidos. En junio de 1990, la Corte Suprema decidió, por 5 votos contra 4, fallar en favor de los Cruzan. De acuerdo con la Suprema, el paciente competente tiene derecho de rechazar el tratamiento médico, incluso si tal decisión conduce a la muerte de paciente. Asimismo, indicó que retirar el tubo de alimentación, no difiere de suspender cualquier otro tratamiento de soporte vital.

Finalmente, señaló que el Estado podía, pero no necesitaba pasar, del estatuto de requerir del estándar de evidencia de clarificación y convencimiento, al estatuto de qué es lo que quería un paciente competente si se volviese incompetente por un largo tiempo.

Posterior a estas declaraciones, la familia Cruzan continuó reuniendo evidencia y varios amigos de Nancy se presentaron en la Corte para testificar acerca de sus deseos expresados antes del accidente.

En diciembre de 1990, la Corte Estatal de Missouri, que inicialmente había escuchado el caso de Nancy Cruzan, dictaminó que la alimentación artificial podía ser suspendida. Así, luego de casi ocho años de encontrarse en estado vegetativo, y de ocho peticiones a la corte, finalmente le confirieron el derecho a los padres de Nancy de concretar lo que ellos consideraban lo que era lo mejor para ella.

(*) Presidente de la Corte Superior de Justicia de Ucayali

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