La reunión de presidentes en Brasil, convocada por Lula Da Silva, ha dado lugar a diversas interpretaciones, conjeturas y perspectivas. La intención fue limar las asperezas en busca de una mayor integración luego de años de desacuerdos y desencuentros, principalmente de raíz ideológica. Con la evidente incomodidad por la presencia del mandatario venezolano Nicolás Maduro y el premier peruano, Alberto Otárola, se pusieron sobre el tapete dos de los principales problemas de fondo. Y eso no está mal, pues para encontrar una solución a los problemas hay que enfrentarse cara a cara con la realidad.
En lo que concierne a Maduro, el chileno Gabriel Boric dejó en claro las cosas al decir que no se trata de una “construcción narrativa”, como lo sugirió Lula, sino de una realidad muy seria. Es decir, no es una opinión o un comentario exagerado el hecho de que Venezuela esté padeciendo una crisis de pobreza, hambre y miseria que golpea terriblemente los derechos humanos de su población. Sí, es un problema interno en el que los demás países no se pueden inmiscuir, pero resulta que esa situación ha empujado a millones de venezolanos a huir hacia Colombia, Perú y Chile, configurando una crisis humanitaria de consecuencias internacionales. Ahora bien, si se trata de hermandad e integración, ¿por qué no debemos preocuparnos por nuestros vecinos?
Con esa posición, Boric marcó distancias de Gustavo Petro (Colombia), Alberto Fernández (Argentina), Luis Arce (Bolivia), Andrés Manuel López Obrador (México) y el propio Lula —de conocida condescendencia con Maduro—, a quienes invocó a no ser cómplices con su silencio. Además de los mencionados, en la cita participaron los gobernantes de Ecuador, Guyana, Paraguay, Uruguay y Surinam. Es evidente el predominio de los gobiernos izquierdistas en la región, pero ya es hora de dejar de lado los prejuicios ideológicos para avanzar definitivamente por las sendas de la integración y desarrollo integral del continente.
En cuanto a la situación de Perú, fue destacable la participación del premier Otárola, quien explicó que en nuestro país rige un gobierno democrático, respetuoso de la ley, devenido de una sucesión legal y legítima del poder tras el intento de golpe de Estado dado por el expresidente Pedro Castillo. Así también lo remarcó la propia presidenta Dina Boluarte vía virtual.
América tiene fututo. Nuestros lazos culturales, nuestra historia, la Interoceánica, los acuerdos comerciales, el futuro Megapuerto de Chancay y muchos otros elementos nos hermanan. Debemos estar unidos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
