Opinión

Libros para entender el Perú (II)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La literatura, ya sea de ficción, histórica, testimonial o de cualquier otra índole, también nos permite auscultar las complejidades de este país multirracial y pluricultural, que tiene tres regiones geográficas, ocho naturales y 25 geopolíticas, lo que lo hace diverso y múltiple en sus características. El mismo Mario Vargas Llosa, a través del protagonista de una de sus novelas más memorables, lanzó una pregunta cuya respuesta han tratado de encontrar, precisamente, quienes se encargan de entender a este país mediante el análisis: “¿En qué momento de jodió el Perú?”.

La célebre frase de Zavalita en “Conversación en la Catedral”, pese a referirse a un episodio preciso de la historia del Perú —fue una crítica social al gobierno de Odría— tiene una fuerte carga política y es mencionada muchas veces, especialmente cuando se trata de encontrar las causas de la realidad peruana, con sus procesos sociales, evoluciones culturales y cambios políticos, con todos sus defectos, sus virtudes, sus desencuentros y sus esperanzas.

En una actualización de sus conceptos, Vargas Llosa escribió el libro “La civilización del espectáculo”, donde, con la técnica del ensayo, deja constancia de la metamorfosis de contenido que ha sufrido el término cultura. Desde su óptica liberal, opina que la cultura es hoy diversión, y lo que no es divertido resulta no ser cultura; lo que vende es bueno, y lo que no conquista al público es malo. Por lo tanto, en la actualidad, el mercado, la oferta y la demanda, es una suerte de tabla de valores de lo que es cultural y lo que no lo es. En realidad, ese es un punto de vista evolucionado de Vargas Llosa, tal vez influido por su “exilio” en Europa, pues antes no pensaba de esa manera.

El pensamiento de José María Arguedas, autor de “Todas las sangres”, “Los ríos profundos” y “Yawar fiesta”, entre otras obras, es contrario al de Vargas Llosa. Las ideas de Arguedas apuntaban más a la antropología y la etnología, de ahí su indigenismo, militancia que siempre le reprochó el Nobel. Opinaba, por ejemplo, que “la lucha es un bien, el más grande bien que le ha sido otorgado al hombre, pero siempre que la lucha no sea irremediablemente estéril o inútil, porque entonces ya no es lucha, es el infierno”.

Ahora bien, la poesía no debe ser desdeñada como una forma de conceptualizar y entender al país. Por lo tanto, Vallejo, Scorza, Chocano, Blanca Varela, Luis Hernández, Heraud, Eguren, Magda Portal, Eielson y muchos otros también deben ser tomados en cuenta. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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