Opinión

Macroeconomía y microeconomía

Por: Martín Valdivia Rodríguez

En las últimas décadas, la economía peruana fue una de las más reconocidas y respetadas de Latinoamérica debido a su fortaleza, que le permitió resistir crisis económicas mundiales, como la causada por el colapso del mercado inmobiliario de Estados Unidos, debido a la crisis financiera e hipotecaria. Incluso, la actual crisis, provocada por la pandemia, encontró al país tan sólido económicamente que el gobierno estuvo en capacidad de permitirse asistir a la población más necesitada a través de bonos, así como apoyar a las empresas con los créditos blandos del programa Reactiva Perú.

Esta fortaleza de la economía peruana es producto de un buen manejo de las arcas públicas, que no solo es responsabilidad del Ministerio de Economía y Finanzas, sino también del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), también conocido como BCR. Según las proyecciones del Banco Mundial y del propio MEF, Perú tiene las mejores expectativas de crecimiento para el 2022 en la región y el mundo con una cifra que bordearía el 10%.

De acuerdo a la Constitución, el BCRP tiene la función de regular la moneda y el crédito del sistema financiero, administrar las reservas internacionales a su cargo, emitir billetes y monedas e informar periódicamente al país sobre las finanzas nacionales. Funciones claves en la macroeconomía, que a decir verdad ha marchado bien en los últimos años. El problema está en la microeconomía.

¿Por qué el Perú, con tan halagadores índices macroeconómicos, tiene grandes brechas sociales que han llevado a la mitad de los peruanos, especialmente quienes habitan en las zonas rurales, expresar su inconformidad a través de las urnas? Justamente, la respuesta está en la diferencia entre la macroeconomía y la microeconomía.

La macroeconomía estudia los agregados estructurales de la economía, como el crecimiento económico, la tasa de empleo y desempleo, la tasa de interés, la inflación y otros. La microeconomía, en cambio, estudia el comportamiento de los agentes económicos por separado, por ejemplo, de empresas, hogares e individuos y su interacción con los mercados. En conclusión, observa la capacidad adquisitiva de las personas.

Por lo tanto, para que las cifras macroeconómicas repercutan en los bolsillos de la población es necesario poner los reflectores en la microeconomía. Una importante tarea del próximo gobierno que deberá tomar en cuenta como prioridad para poder encaminar la reactivación social y el desarrollo del país. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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