¿Quién dirá la verdad? Hace pocos días, Ángela Leyva – una de las jugadoras referentes de nuestro voleibol actual – dijo por redes sociales que la Federación Peruana de Voleibol (FPV) nunca la había convocado a los campeonatos que por estos días se vienen disputando en distintos países de América.
“Claro que regresaría a la selección, pero nadie conversó conmigo”, dijo a sus seguidores al preguntársele si volvería a vestirse con la blanquirroja. “Ellos tendrían que sacar la convocatoria fantasma que supuestamente me enviaron, ellos mismos deberían sacar su papel y salir a hablar: aquí está la convocatoria que le hicimos a Ángela y ahí recién decir ella no quiere venir. Me enteré del llamado por Facebook, pues hay gente que me etiqueta”.
Así de sencilla fue la respuesta de la atacante peruana. A los tres días, la FPV sale a desmentirla en conferencia de prensa, enseñando documentos donde, en efecto, se le convoca a la selección a través de una carta. Si bien la misiva fue enviada vía Whatssapp (cosa que no debió hacerse), lo cierto es que el documento existe y Ángela debió verlo.
Pero aquí seamos sinceros: Ni Ángela Leyva ni Paco Hervás (técnico de la selección femenina absoluta) pueden verse ni en pintura. Claro, cada uno diplomáticamente dice que no, que todo marcha bien, pero la procesión va por dentro y se refleja a la hora de la toma de decisiones. Esta ríspida situación no es de ahora y, valgan verdades, no sabemos cómo empezó.
Recuerdo una situación similar cuando era jefe de Prensa de la FPV, previo a los Juegos Panamericanos de Lima 2019. Ángela aseguró haberse enterado de su desconvocatoria por lesión a través de un comunicado que yo mismo había redactado por indicación de la presidenta de la FPV y del propio Hervás. Luego, en vez de ir al origen del mensaje, culparon al mensajero de esta falta de coordinación.
Es decir, las disputas entre ambos personajes data de hace algunos años, no es nueva. Y esto le hace mucho daño al voleibol, pues no contar con Ángela Leyva en la selección es un lujo que no estamos en capacidad de sostener. Ángela es – hoy en día- la jugadora de voleibol más importante que tenemos a nivel internacional.
Si bien una sola voleibolista no podría convertir a la selección nacional en un equipo de élite mundial, por lo menos nos sentiríamos más tranquilos al enfrentarnos a sextetos sudamericanos que hace rato nos pisan el poncho. La FPV debería llamar a ambas partes y solucionar este problema a través del diálogo y las buenas prácticas deportivas.
Al menos Paco Hervás ha dado una muestra de acercamiento. Dijo: “¿Volver a convocarla? Para mí todas las jugadoras que son peruanas y que pueden llegar a jugar en el equipo nacional, siempre las tengo en mente. Veremos lo que pasa en el futuro y qué hace Ángela en los próximos años, y si pensamos que es necesario convocarla, ya lo veremos”, comentó.
Ojalá esta complicada historia llegue a su fin, por el bien del voleibol nacional que tanto lo necesita.
(*) Periodista y dirigente deportivo
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