Opinión

La vacancia presidencial en el Perú

Por: Víctor A. García Belaunde

La vacancia presidencial es un caso que está permitido por la Constitución desde 1839, pero se ha aplicado solamente dos veces en casi 180 años: la primera fue con Alberto Fujimori porque huyó del país y renunció por fax, a lo cual el Congreso respondió que no podía hacerlo (renunciar) por fax y que debía estar presente; por consiguiente, lo vacó. El segundo caso se dio con Martín Vizcarra de quien ya se sabía tenía nexos con el “Club de las Construcciones” pero, unos días antes de la vacancia, aparecieron tres testimonios de colaboradores eficaces asegurando haber entregado plata en efectivo, en sobres, a Vizcarra. Por todo eso, y por la manera como pechó al Congreso el mismo día del debate, los congresistas decidieron por 105 votos (de 130) vacarlo. Estamos hablando que en promedio hemos tenido una vacancia cada 90 años.

Dicho esto, vemos que la vacancia es algo que no se ha usado mucho, que está ahí pero que últimamente se menciona constantemente por las acciones y reacciones de la política peruana; es un tema actualizado, pero no es un tema al que se pueda recurrir constantemente porque se trata de un caso excepcional que permite la Constitución.

Ahora, es innegable que después de 100 días de un Gobierno -muy malo y muy incapaz, por cierto- en el que hemos visto la angurria y la codicia de los miembros de ese partido oficialista que quieren llegar al poder de cualquier forma, sobre todo aquellos que quieren tener cargos de confianza que son algunos prontuariados con denuncias de todo calibre. El colmo es haber permitido que una “raterita”, una “pirañita” sea presidenta de la Sutran, una mujer que fue descubierta robando objetos hasta en tres oportunidades. Eso refleja la podredumbre moral e intelectual de este Gobierno.

Repito, la vacancia presidencial está permitida por la Constitución, pero es incapacidad moral, o sea que debe evidenciar una conducta inmoral del jefe de Estado: podría ser un pedófilo, un hombre con problemas etílicos, con malas costumbres, que sea ladrón, etcétera. Ese tipo de conductas hacen, evidentemente, a un presidente ser incapaz moralmente para conducir un país. Pero, la Constitución no habla de incapacidad de gestión, de incapacidad administrativa o de incapacidad para gobernar; por lo tanto, me parece que hay que saber esperar y buscar una buena ocasión para que no sea una vacancia cuestionada o inconstitucional. Hay que buscar un motivo verdadero, que encaje en los parámetros de la Constitución. Hay que respetar la Carta Magna que está por encima de nosotros y que debe trascender en el tiempo.

(*) Excongresista de la República

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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