En la contemporaneidad, esta costra ideológica-oportunista de la política nacional, se infiltró lamentablemente en todos los gobiernos peruanos posibles.
No había filtro ni radar para poder geo-localizar a estas lacras que iban a parasitar en el Estado peruano por décadas. Acomodaticios y arribistas hasta la médula, socioeconómicamente de estratos bajos, profesaron siempre pensamientos de izquierda, intentando cambiar la lexicografía castellana con la estúpida narrativa: “todos y todas” sorprendiendo ignorantes por doquier. Incluso, manipulan con la doctrina LGTB para insertarse en todas las instancias gubernamentales posibles, auspiciados por la ONU y organismos internacionales plagados de comunismo.
El lenguaje y pensamiento utilizado por esta supra-banda promotora del caos y de la anarquía es ciertamente marxistoide, pero el bolsillo de estos infames, evidentemente es ultra capitalista.
La intencionalidad de esta asociación al no poder vencer nunca en elecciones libres, era agazaparse como funcionarios públicos para gozar de prebendas económicas y de un poder directo que jamás pudieron alcanzar.
Además, gravitaron en los peores gobiernos de los últimos lustros y se confabularon para evitar que Alberto Fujimori saliera en libertad, auspiciados por esa basura socialista denominada CIDH, una organización progresista que tiene encadenado al Perú con sus fallos a favor de terroristas sosteniendo que el expresidente no debe ser indultado y que promueve, además, la totalitaria Agenda 2030, destinada a convertir al planeta y a sus democracias en un paraíso comunista.
El caviarismo organizado pernoctó en los sucesivos gobiernos de Paniagua, Toledo, Humala, PPK, Vizcarra, Sagasti y Castillo; para apresar todas las instituciones públicas y lógicamente capturaron el JNE, el Poder Judicial, La Junta Nacional de Justicia y el Tribunal Constitucional. Utilizando las instancias electorales, apuntalaron a la Presidencia al infame ladrón de cuyes, Pedro Castillo y respaldaron a medios de comunicación panfletarios contra candidaturas democráticas, porque la gran idea era convertirnos en una Cuba o una Venezuela.
Esto se inicia con Alejandro Toledo, pero se consolidó con otro caco mayor como Vizcarra y su genocidio durante la pandemia. Pero como corolario mayor, tuvimos al pobre diablo de Pedro Castillo el peor presidente de toda la historia republicana. ¡Vergüenza mundial! Pero, sabemos que estos poderes caviares unidos, en torno a su ideal de prevalecer en el Estado y con la ayuda de congresistas comunistas de la peor calaña moral, pretenden liberar y restituir en el poder a ese adefesio político de coyuntura, procreado y prohijado por otro impresentable comunista como Vladimir Cerrón. Reitero que, habiendo la clase política peruana llegado al inframundo electoral y al descrédito universal, con un ultra ignorante y analfabeto como Pedro Castillo, y su organización criminal zurda, es de necesidad vital que la lepra socialista dentro del sistema de partidos políticos peruanos sea expectorada para siempre. La unidad programática es vital, más que nunca.
(*) Analista politico
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