Opinión

La estrategia del pulpo

Por: Armando Venegas Atencio

¿Qué es un pulpo? Todos lo sabemos: un animal marino, un molusco bastante peculiar que vive en el mar, que tiene una forma extraña y que es capaz de cambiar de color para mimetizarse con el entorno en que se encuentra, ello pese a que tiene una cabeza enorme rodeada por ocho tentáculos llenos de ventosas con las que se adhiere a las rocas del fondo marino y que le sirven para atrapar a las criaturas que le sirven de alimento; y que cuando quiere escapar de sus depredadores lo hace muy rápidamente alargando su cuerpo, lanzando agua con potencia como una suerte de sifón y echando hacia atrás un espeso chorro de tinta con el que oscurece el panorama a sus perseguidores.

Y es precisamente por sus habilidades naturales que el Octopus Vulgaris (o pulpo común) es también un animal muy temido por sus presas. Debemos recordar que, en la antigüedad, los navegantes tenían al pulpo -y a su primo cercano, el calamar- como un monstruo muy temido y con el que deberían lidiar si se atrevían a navegar a mucha distancia de las costas conocidas. No son pocas las ilustraciones que existen en textos antiguos en los que se ven botes y naves mercantes que son atacadas y hundidas por pulpos gigantes, y sus tripulantes atrapados mortalmente entre sus tentáculos.

Por esas características es que el pulpo se ha asociado a toda creación humana que busca expandirse y esparcirse por diversos círculos y atrapar, siempre por la fuerza bruta, todo aquello que ambiciona. La figura de un octópodo de largos tentáculos que se estiran y se enroscan en todas partes y atrapa a las personas es una de las figuras más recurridas en las caricaturas para explicar que algo o alguien está tomando un indeseado control en un ámbito o una entidad cualquiera. Y en el campo de las ideas políticas, la caricatura del pulpo es la más propicia para explicar el dominio de ciertas ideologías que ansían capturar todo.

Para el caso de las ideologías extremistas, la estrategia del pulpo es siempre la más recurrida. Los extremistas andan siempre en el fondo, buscando camuflarse de manera tal de aparentar que son gente igual a los demás. Pero al mismo tiempo fuerzan sus tentáculos a extenderse por todas partes, capturando mentes, voluntades e instituciones… Hasta que llega el momento en que las circunstancias se le presentan propicias, y entonces comienzan a pegarse con sus ventosas a todo aquello que desean. Y si alguien los ataca, lo destrozan con la fuerza de sus tentáculos. Moraleja del cuento: hay que tener cuidado, muchísimo cuidado con los Pulpos Políticos.

(*) Abogado y Árbitro de Derecho

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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