Opinión

La calentura del poder

Por: Juan Carlos Liendo O’Connor

Una de las patologías psiquiátricas más asociadas con quienes ejercen el poder político es el “síndrome de HUBRIS”, o “enfermedad del poder” que se produce básicamente cuando un individuo cree tener el conocimiento de algún ámbito y ejerce el poder con una confianza excesiva en sus propias capacidades, desprecio por los demás, pérdida de contacto con la realidad y una tendencia a cometer errores.

El cuadro clínico se evidencia a través de signos de arrogancia, prepotencia, corrupción, abuso de poder ante otras personas o desafío a las normas.

A partir de esta definición, la reciente denuncia que involucra al Primer Ministro con el abuso del poder en beneficio de favores sentimentales, respondería a una conducta propia del síndrome de HUBRIS, con consecuencias negativas tanto para el político que lo padece como para nuestra sociedad que lo sufre.

Por ello un factor clave de la Seguridad Nacional es la salud de los políticos a cargo de la toma de decisiones de gobierno y de Estado; y en este caso, como en cualquier otra enfermedad, esta puede ser contagiada, inducida o asimilada con facilidad por ciertos tipos de personalidades.

La contrainteligencia cumple un rol vital de Estado en este sentido. Pero este episodio obliga a mirar mucho más allá de lo que se aprecia a simple vista; los audios mostrados aparentemente no son recientes, y la calentura ministerial no es una sorpresa, mientras el país sigue sumergiéndose en la corrupción, la ineficiencia y la incompetencia de la gran mayoría de actores políticos.

De hecho, todo indica que estamos siendo protagonistas del fin de una época política, somos testigos de cómo toda una generación de personas asociadas con el poder hace absurdos esfuerzos para continuar aferrándose a una estructura en pleno e inevitable colapso. Sólo existe la opción de elecciones adelantadas, es la única alternativa razonable para que el país no desencadene en un caos mayor al existente.

La derecha empresarial ya no puede asegurar su caja en azul a fin de año porque la clase política que escogió para la defensa de sus intereses ya no funciona, y bajo este mismo sistema es imposible recomponerla; los caviares son los principales referentes de responsabilidad luego de casi 25 años en el poder, sin representación alguna su agenda es inútil; y la izquierda marxista leninista no se separa de la propuesta violenta ni de la corrupción.

Si el Ejecutivo y el Congreso, insisten en continuar manteniendo el poder hasta el 2026, será una muestra que el síndrome de HUBRIS ya los atrapó y que la CALENTURA del poder será su fin y el sufrimiento de los peruanos mucho más prolongado.

(*) Exdirector Nacional de la DINI

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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