Opinión

No echen más leña al fuego

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La crisis política ha dado lugar al estallido de una convulsión social que en su tercer día ya había causado dos muertes. La misma cantidad de fallecidos de noviembre del 2020. Pero con una notoria diferencia, esa vez las protestas se realizaron principalmente en Lima. Ahora, las manifestaciones, con carreteras bloqueadas, ataques a comisarías y hasta pedradas con huaraca a helicópteros de las fuerzas del orden, se dan en distintos puntos del país, especialmente en Apurímac, Arequipa e Ica. También hay focos de protesta en Trujillo, Chiclayo, Chota, Huancayo y otras provincias.

Organizaciones multirregionales y de larga trayectoria, como la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), que agrupa a más de 1,800 comunidades indígenas, han llamado a sus miembros a movilizarse por el adelanto de elecciones.

No, señores, no se trata de un plan orquestado y dirigido por un partido o líder político, sino de una reacción espontánea de un sector de la población. La solución a la crisis no se logrará, por lo tanto, haciendo eco de portadas de medios de comunicación desconectados de la realidad y analistas que, especializados en estudiar los fenómenos sociales desde una laptop o un celular de alta gama, califican de “zombis” a los manifestantes, dicen que alguien les ha pagado o que son manipulados por grupos “filoterroristas”. Ese equivocado diagnóstico puede incluso echar más leña al fuego.

No hay ningún partido u otro tipo de organización política con la capacidad organizativa ni el poder de convocatoria necesarios como para movilizar a tanta gente y en lugares tan distintos y lejanos. Todos están divididos, desacreditados y menguados. Algunos políticos zigzaguearon primero, tantearon el terreno, amagaron un posible apoyo a Dina Boluarte y después, cuando se dieron cuenta que las propuestas no iban a parar y que el gobierno va a durar poco, se “solidarizaron” con los manifestantes y se sumaron a sus protestas. A río revuelto, ganancia de pescadores. Y, lo de siempre, amor al chancho, no a los chicharrones.

La presidenta Dina Boluarte ha planteado el adelanto de las elecciones generales. Una medida salomónica, pero necesaria ante las circunstancias. Sin embargo, hasta ahora nadie ni nada garantiza que, elegidos el nuevo presidente y los nuevos congresistas, a los pocos meses volvamos a la situación de hoy y de noviembre del 2020. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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