Ahora que Lula da Silva ha ganado las elecciones presidenciales en Brasil, en las redes sociales se ha encendido una violenta disputa entre simpatizantes del capitalismo y el socialismo. En ambos bandos se llega a exageraciones e inexactitudes que resultan hasta graciosas. En una de ellas, la manzana de la discordia es Adolf Hitler, uno de los personajes más odiados del siglo XX. De un lado dicen que Hitler es de extrema derecha y del otro, que es de izquierda radical. En realidad, Hitler tenía ideas afines al capitalismo y también al socialismo, pero ideológicamente no se consideraba no de derecha ni de izquierda.
Un conocido periodista peruano especializado en deporte, pero muy informado en política, retuitea un mensaje con una secuencia de fotos de varios dictadores de fama mundial, entre ellos Hitler, con la etiqueta de “socialista”. Y escribe lo siguiente: “¿Alguna duda de qué son los más grandes criminales de la historia?”.
La verdad es que ha habido criminales de las más diversas ideologías. Varios historiadores ya se han ocupado del tema y aclaran que hay una “confusión de conceptos” que alimenta la discusión. Según ellos, lo que postulaba Hitler era una “tercera vía”, pero con algunas afinidades a ambas ideologías.
Según Wikipedia, Hitler perteneció al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán —conocido coloquialmente como Partido Nazi—, que fue “un partido político de extrema derecha activo en Alemania entre 1920 y 1945, cuya ideología fue el nacionalsocialismo o nazismo. Su predecesor fue el Partido Obrero Alemán (DAP), que existió entre 1919 y 1920”.
Pareciera que hay una contradicción en esa definición, pues en estos tiempos podríamos considerar incompatible a la extrema derecha con un partido obrero. Denise Rollemberg, profesora de Historia Contemporánea de la Universidad Federal Fluminense, lo explica con claridad: “Tanto el nazismo alemán como el fascismo italiano surgen después de la Primera Guerra Mundial, y van contra el socialismo marxista, pero también contra el capitalismo liberal que existía en la época”.
Hitler cuestionaba a Marx, pero también al capitalismo tradicional. Pretendía un socialismo exclusivo para Alemania y la raza aria, mientras que el marxismo preconizaba “ unión de todas las revoluciones del mundo”. Y, a la vez, propugnaba un capitalismo que involucre a las masas. Por lo tanto, nuestros derechistas e izquierdistas de hoy pueden buscar otras razones para el debate. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
