Opinión

Entre la literatura y la política

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Mario Vargas Llosa vuelve a hacer noticia por dos hechos que tienen que ver con las dos principales actividades que han marcado su vida: la literatura y la política, llena de éxito la primera y de fracaso la segunda. Las letras le dieron el Premio Nobel en 2010, el Rómulo Gallegos en 1967, el Príncipe de Asturias de las Letras en 1986 y el Cervantes en 1994, entre muchos otros lauros. Mientras que sus ideas y luchas políticas terminaron en contundentes derrotas, como en 1990, a manos de Alberto Fujimori, así como su infructuoso apoyo a muchos candidatos presidenciales en Latinoamérica durante las últimas décadas.

El partido Libertad Popular acaba de oficializar la inscripción de Vargas Llosa como militante. El escritor, pese a su permanente actividad como líder de opinión y defensor de cuanta causa conservadora apareciese en el continente, no había pertenecido a ningún otro partido político, hasta ahora.

Como ya lo ha advertido su hijo Álvaro Vagas Llosa, la inscripción del Nobel en dicha agrupación no significa su retorno a la actividad política, como la de los años del Fredemo, con giras por todo el país, bulliciosas caravanas e intensos mítines. El mismo partido Libertad Popular, presidido por Rafael Belaunde Llosa, nieto de Fernando Belaunde, precisa que Vargas Llosa no va a cumplir ningún rol activo y que su inscripción solo es una muestra de respaldo y adhesión a sus ideas y su proyecto político.

A sus 87 años, Vargas Llosa ya no está para los trajines de una campaña electoral, con exposiciones públicas, debates y toda esa parafernalia propia de las pugnas por el poder. En Libertad Popular también deben saber que el respaldo de Vargas Llosa no es ninguna garantía de triunfo y, muy por el contrario, allí donde ha apoyado a algún candidato, ha ganado su rival. El literato ha respaldado las candidaturas de Mauricio Macri (Argentina), Luis Arce (Bolivia), Jair Bolsonaro (Brasil), Keiko Fujimori (Perú), Alberto Hernández (Colombia) y José Antonio Kast (Chile), pero todos perdieron.

La otra noticia que ha puesto el nombre de Vargas Llosa sobre el tapete es la decisión del Ministerio de Cultura de declarar Patrimonio de la Nación cuatro ejemplares o unidades bibliográficas de las primeras ediciones de igual número de sus obras: “Los jefes”, “La ciudad y los perros”, “La casa verde” y “Los cachorros”. Ese es el ámbito, la literatura, donde Vargas Llosa se mueve como un pez en el agua. Allí le sigue dando brillo a las letras peruanas, gana premios y, lo más importante, deleita con su pluma a una multitud de correligionarios literarios. Si en política es una mojarrilla, en la literatura es un tiburón. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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