Gabriel Boric ha hecho algo que les da la razón a quienes dicen que es una suerte de “niño grande” que ha llegado a la presidencia de Chile. Ante la ola de crímenes en su país, con varios carabineros asesinados, desatada por bandas de delincuentes extranjeros, decidió aplicar mano dura con una política migratoria que lo ha llevado a arrinconar a los migrantes indocumentados en la frontera con Perú, donde permanecen semanas abandonados en el desierto, sin agua ni alimentos y ante el inclemente sol. Por un lado, ha generado una crisis humanitaria y, por el otro, le ha causado un nuevo problema migratorio a nuestro país.
Las imágenes de los informes televisivos y los videos grabados por militares peruanos no dejan dudas. Los carabineros chilenos instigaban a los migrantes venezolanos, haitianos y colombianos a cruzar la frontera e ingresar a territorio peruano. Es decir, los estaban deportando exprofesamente y en el acto, recurriendo a una suerte de “manu militari” sin las formalidades esenciales del debido proceso. Eso no solo es ilegal, sino también desleal e irrespetuoso con el país vecino, el Perú, que en los últimos años ha recibido a millón y medio de venezolanos, muchos de ellos —no todos— avezados delincuentes que han cometido mil y una tropelías, causando llanto, muerte y dolor.
Hay tensión entre los militares de uno y otro país, que ya han sostenido algunos conatos de bronca. En la línea donde se ubica el paso fronterizo Concordia, que es resguardado en el lado chileno por el puesto de Chacalluta, mientras que en la parte peruana por el complejo de Santa Rosa. Ambos controles fronterizos se encuentran a menos de un kilómetro. Ya nos podemos imaginar los gritos que resuenan, de lado a lado, en el desierto. La responsabilidad directa es del gobierno de Boric, quien recién a estas alturas ha anunciado una investigación de la situación y los hechos que se suscitaron.
Lo extraño es que el presidente chileno hasta hace solo algunas semanas hablaba de un plan global para solucionar el problema migratorio en Latinoamérica. Planteaba un sistema de cuotas migratorias, inspirado en el sistema de la Unión Europea. “Tenemos que pensar en la solidaridad latinoamericana. Brasil, Uruguay, Paraguay, también Bolivia, tienen un rol que cumplir”, expresó en ese momento. ¿Y Perú? ¿Planteaba una solución continental sin incluir al Perú? ¿En qué está pensando Boric que ignoró olímpicamente a nuestro país? Da que pensar sus palabras. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo
