Opinión

Elecciones con segunda vuelta

EDITORIAL

Hace décadas, las elecciones no se definían en segunda vuelta en las urnas. Si ninguno de los candidatos llegaba al porcentaje de votos requeridos para ganar en el primer acto electoral, el presidente de la República era elegido en el Congreso. Desde hace varios quinquenios los comicios presidenciales en el Perú son definidos en segunda vuelta, pero la que enfrenta a Pedro Castillo y Keiko Fujimori es muy peculiar. Una vez más los peruanos tendrán que elegir al denominado ‘mal menor’.

Los inicios de la segunda vuelta o ‘balotaje’, que proviene del francés ‘ballottage’ (votar con bolillas), se remontan al siglo XIX, exactamente a 1852, con la instauración del Segundo Imperio francés de Napoleón III. Luego sufre una serie de cambios y finalmente se instaura a través de la Constitución francesa de 1958.

Con relación al marco legal del Perú, el artículo 111 de la Constitución Política establece que “el presidente de la República se elige por sufragio directo. Es elegido el candidato que obtiene más de la mitad de los votos. Los votos viciados o en blanco no se computan”. “Si ninguno de los candidatos obtiene la mayoría absoluta, se procede a una segunda elección, dentro de los treinta días siguientes a la proclamación de los cómputos oficiales, entre los candidatos que han obtenido las dos más altas mayorías relativas”, agrega el dispositivo.

Desde 1980 hasta el 2021 solo hay dos presidentes que ganaron en primera vuelta electoral. El primero fue Fernando Belaunde, quien en 1980 inició su segundo mandato, tras imponerse a Armando Villanueva y Luis Bedoya Reyes. El segundo fue Alberto Fujimori, quien, para su segundo mandato, en 1995, derrotó a Javier Pérez de Cuéllar y Mercedes Cabanillas. Después, todos, el mismo Fujimori en 1990 y 2000, Alejandro Toledo en el 2001, Alan García en el 2006, Ollanta Humala en el 2011 y Pedro Pablo Kuczynski en el 2016 tuvieron que dirimir en segunda vuelta.

Salvo con Humala, quien luego cambiaría el polo rojo por el blanco, la izquierda propiamente dicha no llegó al gobierno en todo este periodo de la democracia peruana. Hemos tenido, sí, gozando las mieles del poder, a la llamada izquierda caviar, cuya presencia ha llevado a algunos a la tergiversación de términos y categorías, de tal manera que ahora aparece Pedro Castillo y muchos se preguntan en qué se diferencia de Verónika Mendoza, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra o Julio Guzmán, tildados de caviares. La definición de otros dos términos, socialismo y comunismo, podrían llevarnos a establecer las diferencias, pero este tema merece ser materia de otro análisis.

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