Opinión

El veneno de la plurinacionalidad

Por: Luciano Revoredo

La mal llamada corrección política ha devenido en un elemento opresivo del pensamiento y la libertad personal, que puede acabar hasta con la prisión del disidente. Cargos tan sutilmente perversos y subjetivos como ser acusado de homofóbico o transfóbico, pueden ser motivos de una auténtica muerte civil. Entre otras paradojas del pensamiento políticamente correcto está el tema de la raza. Se han pasado las últimas décadas afirmando la inexistencia de las razas. Paralelamente han desarrollado una suerte de etnomanía que lo que ha buscado es desintegrar las identidades nacionales con el cuento de la pluriculturalidad y plurinacionalidad.

Tenemos así que por ejemplo en el caso peruano, progresistas de todos los pelajes han puesto todo su empeño en desperuanizar a los negros y hacerlos cada vez más africanos.  Cuando su relación con África es tan lejana, que toda africanidad en el Perú resulta artificial.

El más grande intelectual negro del siglo XX en el Perú fue Nicomedes Santa Cruz, quien pese a tener una posición política de izquierda y cantar a sus antepasados angoleños, «De África llegó mi abuela / vestida con caracoles,/ la trajeron lo´epañoles/ en un barco carabela», afirmaba el mestizaje y la peruanidad.. Su poema titulado «América Latina» representa un reconocimiento del mestizaje cuando alude a los hispanoamericanos como  indoblanquinegros, blanquinegrindios y negrindoblancos, neologismos con de su su posición integradora, pero era también un denunciante implacable del racismo.

Incluso el propio Nicomedes se definía como criollo «Soy un negro sabrosón / del cielo favorecido / tengo dulce el corazón / porque criollo he nacido». Y como él se llamaron criollos todos los negros del barrio de Malambo en “Abajo el Puente” en que surgió gran parte de lo que conocemos como canción criolla. Sería insensato pensar en que los hermanos Augusto y Elías Ascuez, Manuel Quintana “Canario Negro”, Manuel Covarrubias, Alejandro Arteaga, José “Tato” Guzmán o el Zambo Cavero, sólo por mencionar algunos, todos ellos cultores de marineras, resbalosas, panalivios, amorfino, festejos y canto de jarana se hayan sentido africanos. Lo mismo viene haciendo la progresía con la manipulación de conceptos como el de pueblos originarios.. Primero difunden el concepto, luego lo vinculan a determinados “derechos” y finalmente convierten el concepto en una suerte de dogma con el que no se puede disentir.

Hay territorios intocables en la Amazonía peruana. Las izquierdas se han encargado de que esos pueblos “no contactados” o en “aislamiento voluntario” por ley deben mantenerse así y toda la tierra que los rodea es intangible, así no puede haber ningún tipo de vía de comunicación, exploración o uso de recursos naturales. Esos peruanos son mantenidos así. Aislados, sin acceso a la salud ni la educación, sin vacunas ni contacto con el estado, por respeto a sus “tradiciones y costumbres”. Un respeto a su “sabiduría ancestral” que los condena al atraso. Una suerte de reservas culturales o “zoológicos humanos” según el gusto del progresismo bienpensante.

Sucede los mismo con zonas andinas en que desde un tiempo a esta parte se ha venido inoculando el veneno del indigenismo. Como también una serie de malabares con entelequias legales para evitar la inversión privada, ya sea en minería o cualquier otra que implique el desarrollo que tanto les desagrada. La idea es que el concepto de un país integrado, culturalmente mestizo no les conviene. Pierden un importante filón de conflictos. Tratar de avanzar en la idea integradora y peruanista para ellos es una agresión, pues se trata de asimilarlos a la cultura dominante.

(*) Analista político

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