Opinión

El regreso de la bicameralidad

Por: Tullio Bermeo Turchi

El Congreso de la República acaba de aprobar en segunda votación el retorno de la bicameralidad con reelección incluida. Esto significa que, en las elecciones generales de 2026, el Parlamento contará con 130 diputados y 60 senadores.

La figura de la bicameralidad no es nueva en el país. A lo largo de las 13 constituciones que hemos tenido, nueve de ellas se rigieron por el sistema bicameral, tres por el unicameral y solo una por la tricameral (diputados, senadores y sensores).

La última vez que tuvimos dos cámaras fue con la Constitución del 79. Con el autogolpe de Alberto Fujimori y la redacción de una nueva carta magna esa figura se eliminó en 1992.

Han pasado 32 años y durante todo este tiempo hubo varios intentos para retornar a la bicameralidad. Se presentaron varios proyectos de reforma constitucional, incluso hubo un referendo, sin embargo, ninguna de ellas prosperó. Los defensores de la bicameralidad señalan que la existencia de dos cámaras permite una mejor función legislativa, ya que existe una mayor revisión sobre los proyectos, asegurando así su calidad. Igualmente, una mejor calidad de la representación.

Cabe señalar que estas aseveraciones no son tan ciertas. Por ejemplo, los principales cambios económicos que se dieron en la década de los 90 y que permitieron al país crecer y generar miles de puestos de trabajo se dieron con la existencia de una cámara.

Ahora bien, la presencia de malos congresistas en el Parlamento no es culpa de la unicameralidad, sino de los partidos políticos que no han sabido promover nuevos cuadros dirigenciales. Lastimosamente la contrarreforma electoral impulsada por el actual Congreso eliminó las elecciones internas, dejando abierto el camino para que las cúpulas designen a dedo a quienes mejor les parezca.

Con respecto al regreso de la reelección, esta medida es buena porque permitirían que existan legisladores con más experiencia y con algún historial positivo que continúen contribuyendo a la estabilidad y continuidad de la  formulación de las políticas. Sin embargo, lo que no está bien, es que los congresistas hayan solo aprobado la reelección para ellos, dejando de lado a los alcaldes y gobernadores regionales. No cabe duda, que una vez más en el Congreso primó los intereses particulares que los grupales.

¿Qué funciones cumplirán los nuevos padres de la patria? De acuerdo con el texto aprobado, los diputados, al igual que los congresistas actuales, podrán interpelar y censurar a ministros, otorgar la confianza solicitada desde el Ejecutivo y conformar comisiones investigadoras. Los senadores, por su parte, elegirán a altos funcionarios, como el defensor del pueblo, el contralor de la República, los magistrados del Tribunal Constitucional, entre otros.

Por otro lado, los senadores revisarán los proyectos de ley que elabore la cámara de diputados. Ese es uno de los retos de esta reforma, que el tiempo nos dirá si fue buena o no.

(*) Presidente de la Corte Superior de Justicia de Ucayali

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