Opinión

El origen de los ataques antiperuanos

Por: Hugo Guerra Arteaga

Los insultos de López Obrador, Petro y otros contra la presidente Boluarte nos tienen hasta las narices; y la cantaleta de que no se le devolverá al Perú la presidencia pro témpore de la Alianza del Pacífico debe entenderse con propiedad para saber cómo responder.

Boluarte es jefe de estado del Perú por sucesión constitucional después de que el criminal Pedro Castillo Terrones decretó un ominoso golpe de estado, por tanto le toca presidir a la nación hasta julio del 2026. Su mandato no es de transición sino complementario y, como tal, debe ser ejercido dentro de la normalidad del estado de derecho. Entonces el argumento de los mandatarios mexicano y colombiano es una mentira que solo se sostiene en la ideología.

López Obrador es un populista de izquierda marxista cuya trayectoria siempre ha sido polémica al punto que su gobierno está considerado como el más corrupto de la historia, pues inclusive el Estado ha pactado con los carteles del narcotráfico que controlan aproximadamente un tercio del territorio nacional.

Su personalidad de lo irascible a lo payasesco porque se trata de un hombre de verbo fluido pero vacío de contenidos, con retórica emocional casi nunca racional. Sin embargo por el peso específico de México AMLO ocupa un lugar preeminente del Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, desde donde lanza la monserga de que Pedro Castillo sigue siendo “presidente legítimo” del Perú y que es una “pobre víctima del racismo”; falacia a la que se suman los caviares, globalistas y comunistas de una pléyade de ONG que trafican con los derechos humanos y avalan a la subversión terrorista, incluida la CIDH.

Sobre Gustavo Petro casi no vale la pena ahondar porque su pasado es como violador, asesino, guerrillero, pedófilo y pérfido le han valido el sobrenombre del “cacas” (defecaba sobre sus víctimas cuando militaba en las FARC). Únicamente los propios colombianos podrían explicar porqué eligieron a un sujeto de esta catadura para destruir a su país; y su postura contra Boluarte solo es comprensible por su propia inmundicia mental así como por su necesidad urgente de mantenerse en la cúpula del Foro.

El tercer actor singular del ataque contra el Perú es Evo Morales, otro ladrón, dictador y pedófilo quien promueve el separatismo puneño vía el Runasur para tres objetivos: unir las cuencas cocaleras del VRAEM y el Chapare, robar el oro y los metales preciosos de la región sur peruana para salvar el desastre económico de Bolivia y lograr una salida soberana al mar pasando por nuestro territorio. Gabriel Boric, de Chile, ha refrenado su nerviosa animosidad porque la Cancillería santiaguina se ha impuesto y porque el gobierno de Santiago está derrotado por la derecha que acaba de ser elegida para redactar la nueva Constitución.

Debe advertirse, además, que el Foro propugna el ataque antiperuano para quebrar la Alianza del Pacífico porque ese modelo exitoso atenta contra su gran proyecto regional: la resurrección política, económica y militar del Unasur.

Frente a todo esto es correcto que Torre Tagle responda con serenidad a los infundios; pero debe convocar a personalidades independientes para misiones itinerantes que planteen el caso peruano ante las principales democracias del mundo; y falta lo más elemental: llevar la causa ante la Corte Internacional de Justicia por la violación de un tratado que, por definición, es ley para las partes.

(*) Analista político

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Back to top button