Opinión

El mal menor y la elección irracional

Por: Luis Alfonso Morey

La realidad del Perú es una anarquía liberal. El Perú vive en un anarcocapitalismo, que es el mundo informal, donde la gente básicamente se guía por sus intuiciones y por sus intereses y sigue sus costumbres y no las leyes. Pero hay un Estado formal al que obedecen solamente 2 de cada 10 peruanos. A la vez somos formales e informales.

El Perú profundo e invisibilizado ha encontrado en Pedro Castillo su nuevo representante. Sin embargo, está claro que el peruano no confía en el Estado. Es el campeón en desobedecer la ley. Puede simular cualquier cosa, pero sabe que el Estado nunca lo va a ayudar. Sabe que el policía es el que le roba, sabe que el juez es el que le asalta, que el fiscal es el que le miente, que el político es el que se lleva el dinero del Estado.

El peruano se construye a sí mismo y el Estado no lo ha ayudado. En el Perú la gente jamás va a pensar en el futuro. Para los peruanos solamente existe el presente. La elección no es racional en el sentido lógico de la palabra. La elección expresa preferencia, es irracional.

Es ilógica. La gente vota por el que le gusta. Los peruanos se guían por la preferencia. Podemos afirmar que el peruano elige a los políticos como elige un plato de comida. Comerse una butifarra no es lógico ni ilógico: es la expresión de una preferencia. El peruano vive a salto de mata. Le tiene miedo al poder.

El peruano pide cosas, no derechos. Nadie reclama libertad, la gente pide cosas: balones de oxígeno, medicinas, camas UCI, terrenos, etc. Estas reflexiones que comparto con Enrique Ghersi pueden ayudar a descifrar la mentalidad de nuestros electores. Quien sepa leer mejor a los peruanos se convertirá en el próximo gobernante.

El profesor Pedro Castillo representa a la izquierda, a una nueva Constitución Política, pero también a los más pobres de las zonas más alejadas de la capital (basta revisar los resultados electorales de la primera vuelta) mientras que Keiko Fujimori es la representante de la derecha, la Constitución de 1993 y de los que advierten que se puede perder todo en un eventual gobierno comunista.

El gran problema que enfrenta el fujimorismo es que, pese a los logros económicos alcanzados con el modelo, existe mucha gente que siente que tiene poco o nada que perder en un sistema político y económico que ha funcionado mal y que ha dejado fuera al 70% de la población.

(*) Abogado y Experto en política

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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