Opinión

Efectos de la turbulencia política

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Han pasado ya casi cuatro meses desde que este año asistimos por primera vez a las urnas, es tiempo que el nuevo presidente se ponga a trabajar con la tranquilidad necesaria para hacer un trabajo, si se quiere, aceptable. Eso nos conviene a todos los peruanos. Las elecciones generales fueron el 11 de abril y la segunda vuelta el 6 de junio.

Castillo fue proclamado por el JNE recién el 19 de julio, 43 días después y apenas a nueve días del cambio de mando. Ya pasó más de una semana y las aguas siguen turbulentas. Eso no le conviene al país. Hay razones de sobra para las suspicacias, las sospechas y los cuestionamientos, algunos bien sustentados y otros realmente inconsistentes, hay que ser sinceros.

Las cosas deben quedar claras, todos tenemos derecho a exigir transparencia y honestidad, pero también eficiencia. Del presidente de la República y su gobierno dependen la economía, el desarrollo de la educación, la seguridad ciudadana y otros tópicos fundamentales para el bienestar de la ciudadanía. La solución a la pobreza, la anemia, la falta de empleo, la delincuencia, la corrupción y otros problemas precisa estar en manos de gente honesta y decente, pero también preparada y capaz.

Sin embargo, por lo menos en un sector de la oposición, se percibe un afán por crear intrigas y enconos con la intención de desacreditar y petardear al gobierno de turno. Y se usan herramientas ilegítimas realmente absurdas, como montajes fotográficos de falsas reuniones de Pedro Castillo con Vladimir Cerrón en Palacio de Gobierno.

Estos mensajes no solo son difundidos por usuarios de las redes sociales, avezados y a veces apelando al anonimato, sino también por personajes políticos. Los precios de los productos de primera necesidad, como el pollo y el aceite, se han disparado, el dólar no baja a sus niveles normales y la Bolsa de Valores no cobra fuerza, sus vaivenes están supeditados a la tendencia de los mercados bursátiles de la región o el mundo.

Los economistas atribuyen este encarecimiento a la crisis política, a la desconfianza de los empresarios en el gobierno, que supuestamente no brinda la seguridad necesaria a sus inversiones.

El ministro Pedro Francke dice que se trata de “un hipo que no implica un alza permanente”, mientras que otros especialistas dicen que hay, en realidad, un factor especulativo. Sea como fuere, el gobierno debe tomar acciones políticas y económicas para la reactivación. Y para ello necesita tranquilidad. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo

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