Opinión

Después de tantos muertos…

Por: Iván Cock

Como es que el miedo se apodera de la gente, cuando ve cercano poder perder lo que con tanto sacrificio construyó. 1983, esa Lima que muchos recordamos, en algún lugar del campo universitario, un grupo de estudiantes de una de las universidades privilegiadas del país, de las verdaderamente privilegiadas, conversan acerca de la lucha de clase, la falta de igualdad y los resentimientos de los más olvidados mientras beben algo caliente en la cafetería de artes.

Un grupo desde la cafetería de letras, pensaba que la igualdad se daría desde el fortalecimiento de las instituciones, mientras otros se escudaban entre las ramas de los arbustos, para ver con morbo a las chicas que caminaban por esa ruta a la que se denominó tontódromo, por la apariencia de muchos de los que deambulaban por el campo, como sin sentido, en una sola dirección, con destino a ¡sabe dios dónde!

Los jóvenes revolucionarios de los 80s, que escuchaban a Silvio y disfrutaban de Puca Soncco en los jueves culturales, se aburguesaron y hoy temen, con seguridad, que un sector de los más olvidados, como ellos los llamaban en las tertulias de chalina, hoy atenten contra la propiedad privada, la libertad de expresión, en favor del autoritarismo de un lápiz, aquel instrumento que del otro extremo guarda un borrador para eliminar todo lo existente. Paradojas del destino…

Lo que se huele a la distancia es el resultado de 20 años de crítica y maldición constante. 20 años de tiranizar a los héroes y volverlos los tiranos de una guerra desigual, en la que el enemigo se disfrazaba de ciudadanos aprovechando el cobarde anonimato y atacando por la espalda… de eso se trata el terrorismo que nuestro país vivió, de un grupo de sujetos que aprovechó el agazaparse para traicionar a los ciudadanos de una república que tardó tanto para hacerse un espacio en el mundo en capacidad de desarrollo.

El terrorismo, para nuestra desgracia, no ha muerto, solo ha mutado y sigue presente en esas charlas de café, desplazando los claustros universitarios a los bistrós progresistas de moda, en donde se sigue hablando en francés de la igualdad, renovando el amor y la pasión por filosofías tan pasadas de moda como las novelas de los 80s.

Los héroes no podrán convertirse en villanos, a pesar que la narrativa de los últimos 20 años, haya tenido como objetivo deslegitimar el accionar de nuestras Fuerzas Armadas, pero el terrorismo seguirá siendo el mismo. El mismo que habla de los pobres, haciéndolos más pobres y dependientes, y de las miserias de los seres humanos, cuando no le dan valor a la vida de los otros.

(*) Director Ejecutivo de APROMAS

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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