Opinión

Decepción

Por: Omar Chehade Moya

Decepción, desilusión, tristeza, y hasta pena es el sentimiento que nos invade al enterarnos de la actuación de la Fiscal de la Nación Patricia Benavides, como consecuencia del aparente contubernio que habría tenido con cierto sector inescrupuloso del Congreso de la República, en especial, con los congresistas denominados: “los niños” que estaban inmersos en una delicada denuncia, por haberse coludido criminalmente con el expresidente Pedro Castillo para medrar con el Estado.

Dicha investigación estaba a cargo justamente de la Fiscal de la Nación, Benavides, y sorpresivamente fue archivada cuando existían mucho más que indicios de su participación mafiosa con el entonces presidente Castillo y su red gubernamental.

A la fiscal Patricia Benavides toda la población le reconoció su valentía y coraje para enfrentar y denunciar a Castillo y a su entorno delictivo cuando ejercía la jefatura de estado. Si bien muchos fuimos, desde nuestras posiciones, los que enfrentamos a dicho régimen delincuencial, la Fiscal de la Nación jugó un papel protagónico en desentrañar la verdad que a la postre originó su caída y la prisión para el presidente y muchos nefastos personajes de su gobierno. Fue aplaudida y hasta exageradamente condecorada por autoridades oficiales (porque si bien su gestión fue muy buena, no es menos cierto que es su obligación funcional actuar de esa manera).

Pensábamos que por fin habíamos encontrado una Fiscal de la Nación sólida, a la altura de las circunstancias, muy alejada de los vergonzosos precedentes de Blanca Nélida Colán (alfil de Vladimiro Montesinos y de la autocracia fujimorista de los años noventa) y de la señora Zoraida Ávalos (quien blindaba sometiéndose al actuar criminoso del perverso gobierno de Martín Vizcarra y del propio Pedro Castillo).

Cuando el pasado lunes por la madrugada es detenido el asesor de la Fiscal de la Nación, Jaime Villanueva, (a) “el filósofo”, nos enteramos de los execrables acuerdos en los habría arribado la cúpula del Ministerio Público con la mayoría congresal: Traerse abajo a la Junta Nacional de Justicia, nombrar al impresentable Josué Gutiérrez como Defensor del Pueblo y, votar a favor de la inhabilitación de la controvertida Zoraida Ávalos (quien si bien es cierto se merecía dicha inhabilitación, no era la forma a través de un pacto político infame) a cambio de archivar la denuncia constitucional contra los congresistas denominados “los niños”.

Un déjá vu, hemos regresado a los métodos más abominables del montesinismo. ¿Con éste lamentable suceso ganan y hacen fiestas los caviares, Martín Vizcarra, los dos fiscales convertidos en falsos héroes (Vela Barba y Domingo Pérez) Zoraida Ávalos, entre otros? Sí, lamentablemente sí. Pero obviar lo sucedido con la Fiscal de la Nación sería volver a la impunidad. Una golondrina no hace el verano, y por más destacada labor que tuvo Patricia Benavides para enfrentarse a la red criminal de Pedro Castillo, no le da tampoco patente de corso para hacer lo que le da la gana, y hacer añicos la institucionalidad colocándose al margen de la ley, sin respetar los principios constitucionales de autonomía del Ministerio Público y división de poderes.

(*) Exvicepresidente del Perú.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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