Opinión

Contacto con Piñera en Ayacucho

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Lo conocimos en la Pampa de la Quinua, escenario de la Batalla de Ayacucho, que en 1824 selló la independencia del Perú y de gran parte de América. Sebastián Piñera aún era presidente de Chile, pues ejercía su segundo mandato, pero pese a su alta investidura, no tuvo reparos en intercambiar algunas palabras con este servidor, que estaba en misión periodística, cubriendo la juramentación simbólica que hizo el entonces electo mandatario Pedro Castillo. Mostró su respeto por el Perú y su admiración por los incas y Machu Picchu, se mostró como un caballero y ratificó sus credenciales de demócrata a carta cabal.

Así será recordado el expresidente Piñera, un hombre de modales refinados, amable y amante de la paz, como lo pudimos confirmar aquel 29 de julio del 2021 al pie del imponente obelisco de 44 metros que se erige en aquel simbólico lugar ubicado en el límite de Huamanga y Huanta. Conciliador, gestor del diálogo y capaz de agotar todos sus esfuerzos para lograr la solución de todos los problemas, incluso los conflictos, sin recurrir al insulto, la amenaza o la violencia, armas tan comunes en estos tiempos en el mundo de la política.

Aquel día, sonriente y con un evidente orgullo, trató de explicarnos la conexión especial que lo unía al Perú, cómo así es descendiente de los incas. En efecto, Sebastián Piñera tuvo una relación con el Perú que va más allá de la cercanía de nuestro país con el suyo. Él mismo señalaba que era descendiente directo del último emperador inca, Huayna Cápac. En 2016, en una entrevista en RPP, dio detalles sobre su linaje y contó cómo el entonces presidente Alan García le reveló su ascendencia inca. De tal manera que, así como Máxima Zorreguieta, reina consorte de los Países Bajos, es descendiente del inca Túpac Yupanqui, Piñera lo era de Huayna Cápac.

Pero los vínculos familiares de Piñera con el Perú van incluso más allá. Dentro de su historia familiar, su bisabuelo, José de Piñera y Lombera, nacido en Lima en 1786, estableció el linaje Piñera en Chile. Cómo no iba a respetar y admirar al país donde estaban sus raíces. Descanse en paz, señor presidente. Fue un gusto conocerlo. Por que lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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