Opinión

Chispitas y chispazo gubernamental

Por: Antero Flores-Araoz

Para nadie es un secreto que, como consecuencia de los efectos de la pandemia del Covid-19, de la conflictividad social, de las rapidísimas sucesiones presidenciales y de la crisis política, la notable reducción de las inversiones ha generado, de manera axiomática, desempleo, falta de oportunidades, más pobreza y por ende afectaciones a la calidad de vida que se traduce entre otras cosas, en la carencia de alimentación adecuada.

Para optimizar la situación alimentaria, o para paliarla por decir lo menos, se supone que existen sectores de la administración pública que deberían hacer sus esfuerzos en esa dirección, como son el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, el Ministerio de Salud, pero sobre todo el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, así como el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social.

A pesar de que se supone que estas entidades tienen obligaciones en materia de alimentación y salud, no se les ve cumpliéndolas, ni se les oye ofrecer que lo harán.

Ciegos y mudos por cierto, aunque hacemos votos para que recuperen la visión y el habla recordando que hace cerca de dos décadas y desde el sector privado, con una organización no gubernamental, Pilar Nores propiciaba las “cocinas mejoradas” y el consumo de las “chispitas” para disminuir las carencias de hierro, zinc, ácido fólico, vitaminas A y C, sobre todo en los niños. Ojalá nuestros gobernantes tengan el “chispazo” de distribuir a gran escala las famosas “chispitas”.

El programa de Pilar Nores es muchísimo más ambicioso pues contempla, entre otros rubros, la existencia de viviendas saludables, las letrinas, el cambio de hábitos de higiene, la alfabetización, los huertos familiares, y tuvo el acierto de percibir que la contaminación intradomiciliaria causada por humos es una causa fundamental de enfermedades broncopulmonares, sobre todo en las zonas alto andinas, en que se cocina habitualmente con leña, carbón y residuos sólidos.

Para ello sus cocinas mejoradas son gran acierto, y no se entiende el motivo de que el Estado no las promueva masivamente, máxime cuando además tiene la ventaja de recibirse para financiamiento del programa los famosos “bonos de carbono”, pues la ruta y ejemplo ya están diseñados.

Hay mucho más en el esfuerzo privado al que nos referimos y que el Estado podría copiar para hacerlo extensivo a toda la población vulnerable, con acciones a gran escala para enseñar técnicas de aseo e higiene personal, de lavado de manos, de contar permanentemente con agua hervida entre otras medidas, que como corolario ayudan a la preservación del medio ambiente.

Debemos también destacar que, si logramos tener población alto andina saludable y apropiadamente alimentada, adicionalmente los estamos incluyendo en el circuito económico del país, lo que no es poca cosa.

Ojalá los responsables desde el Estado de los temas descritos, dejen de estar ciegos y mudos, y por lo menos no sean sordos ante este llamado de llevar las cocinas mejoradas y las chispitas a niveles superiores. Les damos el dato: Pilar Nores sigue en el esfuerzo.

(*) Expresidente del Consejo de Ministros

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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