Opinión

Aumentan los “Gringashos”

Por: Martín Valdivia Rodríguez

El sicariato de adolescentes está recrudeciendo en el Perú a la par con el incremento general de la delincuencia. Muchos menores de 13, 14 o 15 años son atrapados por cumplir la orden de buscar a la víctima, apuntarle con el arma y tirar del gatillo para matarla. El caso emblemático de este fenómeno es el de Alexander Manuel Pérez Gutiérrez, alias “Gringasho”, quien a los 13 años ya era un escurridizo delincuente y a los 15 asesinó a balazos a una mujer embarazada. Fue internado en un centro juvenil, pero salió libre porque un menor de edad es inimputable. Escapó varias veces de centros juveniles y recién fue condenado a 6 años de cárcel cuando tenía la mayoría de edad. Hoy es idolatrado por pandilleros.

“Gringasho” cumplió su primera sentencia en el 2017. Era un delincuente reincidente y volvió al camino del mal. El 2019 fue condenado a 10 años de cárcel, pena que cumpliría en setiembre del 2028 y saldría nuevamente en libertad. Los presos tienen derecho a regenerarse y reinsertarse en la sociedad, pero ya sabemos qué ruta siguen.

El último lunes, un adolescente de 14 años asesinó a un sujeto en una tienda de repuestos en San Miguel. La víctima recibió ocho disparos y murió en el lugar, todo fue grabado por las cámaras de seguridad. El autor del crimen, que pertenece a la banda “Los Malditos de Siberia”, fue detenido a los pocos minutos. Podemos presumir cuál será su destino, ganará la calle y seguirá en lo suyo, la delincuencia y el asesinato a sangre fría, sin miramientos, sin piedad.

Ya es hora de que se ponga en debate la posibilidad de penalizar la delincuencia juvenil, al menos el sicariato, un delito cometido con premeditación, alevosía y ventaja, además de cierto nivel de preparación en el uso de armas. Un sicario, adulto o adolescente, es un experto.

Según el abogado penalista Luis Lamas Puccio, la actitud de un sicario adolescente “biológicamente no es coincidente con su desarrollo cognoscitivo”. “Hay menores que tienen una visión como gente adulta de la vida, saben lo que están haciendo. Actúan con premeditación”, señala.

Hay varios proyectos, investigaciones y hasta tesis universitarias que plantean penalizar el sicariato adolescente. Es preciso someterlos al análisis y al debate. Porque la delincuencia sigue ganando terreno y no se nota la mano de la autoridad. Porque lo digo y escribo siempre lo firmo.

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