Opinión

Abraza fuerte

Por: Gustavo Martínez V.

Henry Ford, empresario estadounidense y fundador de la compañía de automóviles Ford, buscaba cubrir el puesto de CEO para su mega compañía. Luego de un exhaustivo proceso de evaluación, el head hunter le informa que tiene dos candidatos pre-seleccionados, ambos con las mismas habilidades, preparación y cualidades brillantes para el cargo; a lo que el magnate responde que sería él quien decida, y le pide citarlos en su restaurante favorito.

Tras la cena, Ford se acerca a uno de ellos y le agradece muy gentilmente por haber participado en la convocatoria, y le informa que el otro postulante es el elegido. El ejecutivo contrariado le pregunta el por qué de su decisión si nunca hablaron de la empresa, de costos, de estrategias, ni nada relacionado con ello, a lo que el señor Ford responde que le bastó con ver como trató a los mozos para saber que no era la persona que necesita en su compañía.

Henry Ford, considerado “padre de la industria automotriz” la tenía clara, en los detalles está la diferencia, un líder no solo debe prestar atención “especial” a sus superiores, sino a todas las personas por igual.

Ford nos da una lección de lo importante y grande que son las aparentes cosas pequeñas de la vida, como el pedir por favor, dar las gracias, una sonrisa amable, un abrazo fuerte, “detalles” que nunca o casi nunca les ponemos atención. Además, le da una fuerte bofetada a la arrogancia.

Muchas veces en mi vida actué como un imbécil, maltratando a gente que no lo merecía por el solo hecho de cruzarse conmigo el día que me fue mal, he traicionado, mentido y hasta robado (cosas menores, por joda claro); sin embargo, aprendí no hace mucho y a duros golpes, que teniendo un buen corazón se te abren muchas puertas y sobre todo miles de corazones buenos, y ahí está lo realmente importante.

Entendí que además del por favor y gracias, lo primero que nos enseñan de pequeños; hay una “arma” mucho más poderosa que cuando éramos niños no limitábamos y que quizá no nos enseñaron a dar… ¡¡¡los abrazos!!!, los dábamos de manera natural y sincera; aprendí que ahora de adultos nunca los debemos “ahorrar” porque curan, son tan mágicos que son capaces de calmar una crisis de ansiedad, consolar un corazón herido, expresar una felicitación sincera, ayudan a lograr un perdón, sanar relaciones, mejoran el autoestima, te pueden cambiar la vida y sostienen el alma sin necesidad de decir una sola palabra.

Recuerda además que un abrazo sincero puede curar heridas tan profundas como las rupturas amorosas, amicales, unir hermanos, padres con hijos, porque el abrazo con amor repara.

Hace poco fue mi cumpleaños y recibí varios abrazos y besos de gente que quiero y estimo mucho; sin embargo, aún guardo en mi corazón uno especial. Ese abrazo que te pedí luego de varios días sin verte, me acerqué a dártelo y no solo no lo rechazaste, sino que nuestros corazones se juntaron y sentí en ese instante que derretimos el hielo que se había formado entre nosotros.

Solo los que dan abrazos de verdad saben su verdadero significado, al acercarse los dos corazones se juntan y laten a la vez. Para mí el abrazo es la oportunidad que tenemos de dar amor, paz, tranquilidad, refugio y es la forma más clara de saber que todo lo que das es lo que recibes.

Abraza a la gente que quieres, porque el abrazo es una herramienta poderosísima, ya que te permite expresar tus sentimientos, puedes saber qué es lo que siente la otra persona por ti, pero sobre todo das y recibes amor de verdad de manera sincronizada, en conclusión ¡no te los guardes!, tu corazón te lo agradecerá.

(*) Periodista y sociólogo

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Back to top button