Opinión

2023: Muy mal comienzo

Por: Hugo Guerra Arteaga

Pésimas noticias. A partir del miércoles – si no antes- arranca la nueva ola subversiva y tendremos que lidiar mucho para lograr la pacificación nacional.

La amenaza ha sido anunciada en asamblea general el 28 de diciembre por los llamados comités de lucha, sobre todo de la macro región sur. Las pretensiones que tienen los subversivos son de lo más inquietantes. Van desde la exigencia de renuncia a la presidencia de Dina Boluarte hasta la convocatoria inmediata a una asamblea constituyente, pasando por lo más exótico y peligroso: el llamado a la secesión territorial para que se conforme una nueva República del Sur, abarcando los departamentos de Puno, Cusco, Ayacucho, Huánuco, Apurímac, Ica, Arequipa, Moquegua y Tacna.

Esto suena a una estupidez monda y lironda, sin embargo las cosas hay que verlas con mucho cuidado: en el plano político – ideológico el radicalismo intenta organizar una sublevación nacional equivalente a la ocurrida en Bolivia contra la presidente Jeanine Añez y que repuso en el poder a los seguidores de Evo Morales. Con el concurso de una serie de comunidades campesinas engañadas también intentan arrastrar al pueblo a una movilización indígena parecida a la ecuatoriana.

Simbólicamente estas fuerzas quieren reponer a Pedro Castillo para que este, efectivamente, disuelva el Congreso y llame a nuevas elecciones lo antes posible en el 2023, no solo para cambiar el gobierno sino para imponer una nueva Constitución. Para ellos el intento golpista no existió, Castillo está injustamente preso y todos los males de la nación se derivan de la Carta aprobada en 1993 a la que tildan de “neoliberal”.

En lo que toca al separatismo, ya lo hemos explicado mil veces, se trata de avanzar en la refundación de la república. Es un proyecto de larga data de Evo Morales y el Runasur para dividir al país en dos y unir la macro región sur a Bolivia. Está alentado por el narco socialismo boliviano con la complicidad de los países de Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla. Además, como es obvio, intenta unir las cuencas cocaleras del Chapare y del VRAEM (de donde sale el apoyo financiero y logístico para la subversión).

La oleada violenta ha comenzado con la toma de puentes en la frontera peruano – boliviana, avanzará con un paro regional, disturbios y tomas de carreteras en diversos puntos y todo eso hará eco en Lima, capital a la que los levantados califican de culpable por todos sus males.

Para variar hay un gran número de dirigentes locales y frentistas regionales; pero la verdadera cúpula es el grupo ya conocido de Vladimir Cerrón, Guido Bellido, Pedro Bermejo y demás del grupo de Perú Libre y partiduchos escindidos de la izquierda marxista. En el plano internacional el apoyo estará encabezado por el mexicano López Obrador y el colombiano Gustavo Petro. Y, por supuesto, el operador directo será el ya mencionado Evo Morales, ex dictador, cabecilla cocalero y pedófilo.

La situación será ófrica. Por ello es urgente que se denuncie a las autoridades puneñas que quieren sumarse al Runasur. En el Congreso debe desaforarse a quien se atreva a respaldar el separatismo. La frontera con Bolivia debe ser militarizada. Hay que pasar al estado de sitio en muchos puntos. Debe hacerse capturas preventivas. Y, lamentablemente, se tendrá que reprimir: la unidad territorial no puede arriesgarse.

A grandes males, tremendos remedios. No queda de otra si queremos sobrevivir como república unitaria el 2023.

(*) Analista político

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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