Opinión

Víctor García Toma en Naciones Unidas

Por: Jorge del Castillo Gálvez

El año pasado, el candidato a Defensor del Pueblo, Víctor García Toma, declinó de participar en el concurso del Congreso de la República para designar a tan alto cargo. Era el más calificado de los candidatos, pero las actitudes mezquinas de algunos congresistas lo llevaron a la convicción que pese a la buena voluntad de otros, el precio del compromiso con ciertas bancadas era incompatible con su dignidad y podía terminar hipotecando sus funciones.

El Perú se perdió al que podría haber sido un gran Defensor del Pueblo, pero acaba de ganar un gran embajador ante la Organización de Naciones Unidas ONU.

Víctor García Toma es un jurista respetadísimo que ejerce la docencia en Derecho Constitucional. Ha integrado tres directivas del Colegio de Abogados de Lima y gracias a su prestigio integró el Tribunal Constitucional en el año 2002 hasta el 2007, llegando a presidirlo con brillantez entre el 2005 y 2006.

En su vida académica ha publicado diversos libros, tales como Introducción al Derecho, Universidad de Lima 1988; Teoría del Estado y Derecho Constitucional, Universidad de Lima 1999; Los derechos humanos y la Constitución, Gráfica Horizonte 2001; La Defensoría del Pueblo en el Perú, Grijley 2006; Los Derechos fundamentales en el Perú, Jurista Editores 2008; Constitución y Justicia. Democracia, Organizaciones políticas y Control Parlamentario, Palestra Jurídica 2022, entre otras publicaciones. El presidente Alan García lo nombró ministro de Justicia en el 2010. Posteriormente fue integrante del Tribunal de Honor del Jurado Nacional de Elecciones.

Pero más allá de sus méritos profesionales, académicos y de alto funcionario del Estado, García Toma está caracterizado como un gran demócrata y defensor de los derechos humanos. Lo demostró desde su juventud, siguiendo las ideas de Víctor Raúl Haya de la Torre, defendiendo las libertades y propugnando por la justicia social. En las dictaduras siempre ha estado del lado de la democracia y prefirió ejercer su libertad de pensamiento y derecho de crítica ante la amenaza totalitaria del gobierno golpista de Pedro Castillo.

Estamos convencidos que son estas características las que han llevado al gobierno a adoptar la decisión de designarlo como Representante Permanente ante las Naciones Unidas; quizás desde allí podrá expresar posiciones principistas como la “Solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo” o incentivar los procesos de integración indoamericana y apoyar el más promisor en este momento como es la Alianza del Pacífico. Luchar por la recuperación democrática de países hermanos como Venezuela y Nicaragua, sumidos en una profunda crisis política y humanitaria y de la cual solo pueden empezar a salir con elecciones libres supervisadas internacionalmente, sin presos políticos ni persecución a opositores.

Esta es la tarea de nuestro flamante embajador y tenemos el deber de apoyarlo por el bien del Perú.

(*) Expresidente del Consejo de Ministros

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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