La suerte está echada, lo digo prácticamente como un hecho definitivo. Todos los recursos que se han presentado para revisar determinado volumen enorme de actas observadas o el famoso recurso de habeas data para que se muestre el padrón electoral han sido desechados, y seguirán siendo desechados lo que falte por resolverse. Ya está prácticamente decidida la programación y la proclamación de Pedro Castillo. Ninguna de las marchas va a modificar la decisión del JNE, ni siquiera el tremendo capítulo que hemos tenido por la “declinación o renuncia” de uno de sus integrantes, el Sr. Luis Arce Córdova, denunciando la forma como se ha venido manejando el JNE desde la primera vuelta, no le hicieron caso en su momento ninguno de los partidos, pues estaban más preocupados por recoger los restos que habían dejado los candidatos a los que no se les permitió participar.
Y todo el establishment de la justicia, que incluye la justicia electoral, ya ha tomado esta decisión. Los recursos presentados para que el presidente Sagasti le pida a la OEA que hagan una auditoría del proceso resulta una ironía. Esto se hace sólo para cumplir con las formas, pero Sagasti no lo va a hacer bajo ningún concepto. La verdad de las cosas es que Castillo se ha convertido en el candidato oficialista, una especie de pacto tácito entre Castillo al que le interesa el poder más que la ideología de Perú Libre y un sector vinculado a Sagasti, al partido Morado, vinculado a Verónica Mendoza, a la izquierda caviar. Se está procesando esta alianza para darle a Castillo algo que decir, y ya lo está diciendo. Paralelamente, se produce la intervención fiscal sobre el tema de “Los dinámicos del centro”. O sea, el operativo de separar a Cerrón de Castillo se está logrando a través de unos de los pilares de este establishment de justicia: el Ministerio Público.
Y ciertos medios de comunicación están empezando a matizar su postura frente a Pedro Castillo, pues se dan cuenta que van a tener que coexistir con él. Muchos de estos medios necesitan de la publicidad estatal, lo que prima ahora es el realismo. Líderes empresariales comienzan ya a moderar su posición frente a Castillo. Y hasta Castillo le pide al Sr. Velarde del BCR que se quede, él no quiere en verdad que se quede, esto es un saludo a la bandera, una cosa estética. Y hará que todos digan: ¡no ven, el hombre es un moderado! Así están las cosas. En este momento de la lucha por el poder en el Perú se va a consagrar oficialmente a Castillo, y detrás de él un poder no tan homogéneo, pues Cerrón tiene a la bancada del Congreso. El panorama que yo avizoro no es nada agradable, Castillo va a asumir un cargo parecido al que asumió Alberto Fujimori en los 90, un gobierno al comienzo con falta de credibilidad.
(*) Periodista
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