Particular

Una mujer que dio toda su vida por la Independencia del Perú

María Parado de Bellido se negó a delatar a sus compañeros y la condenaron al fusilamiento

María Parado de Bellido (Ayacucho, 1777-1822), una de las mujeres más insignes del país, fue una heroína y mártir de la Independencia del Perú. Destacó por su valentía y luchó con tanta entrega por la patria que fue fusilada por este motivo en el año 1822.

ELLA Y SU ESPOSO EN LA CAUSA INDEPENDENTISTA

Nacida en Huamanga, Ayacucho, el 5 de julio de 1777, María Andrea Parado Jayo, su nombre de soltera, creció sin recibir educación y a los 15 años contrajo matrimonio con Mariano Bellido, hombre dedicado a los negocios y con quien tuvo 7 hijos. Con la llegada al Perú de la fuerza multinacional independentista, María Parado y su esposo se sumaron a las fuerzas patriotas contra las órdenes del general español Carratalá.

CAUSA LIBERTADORA

Bellido trabajó a favor de la causa libertadora informando al ejército patriota de los desplazamientos y poderío bélico realistas, por medio de cartas a su esposo. Como era analfabeta, solo firmaba las cartas que dictaba a don Matías La Madrid, su amigo y secretario de la intendencia de Huamanga. De este modo, ayudó a los patriotas a planificar mejor sus ataques, causando la desesperación de los realistas.

Durante un enfrentamiento entre patriotas y realistas, soldados españoles encontraron una de las cartas firmadas por María Parado de Bellido, quien fue apresada por orden de Carratalá el 24 de marzo de 1822.

LA CARTA

Descubierta entonces, María parado de Bellido fue apresada el 30 de marzo en Huamanga y sometida a intenso interrogatorio para que delatara a los patriotas comprometidos. Carratalá no dudó incluso en aplicarle la tortura. Pero ella se negó rotundamente a dar nombres y dio reiteradamente la misma respuesta:  “¡Yo la escribí!”.  Finalmente, Carratalá ordenó su fusilamiento.

Custodiada por fuerzas de la guarnición realista, la heroína fue llevada en procesión en torno a la plaza huamanguina y en cada esquina un oficial leyó el bando de la sentencia dictada por Carratalá, justificando su acción: “para escarmiento y ejemplo de los posteriores por haberse rebelado contra el rey y señor del Perú”.  Luego fue conducida a la pampa o plazuela del Arco, donde la esperaba el pelotón de fusilamiento. Murió con dignidad y honor.

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