Los peruanos estos últimos tiempos estamos pasando por una etapa muy difícil de llevar como ciudadanos y en muchas áreas de nuestra sociedad como la política, la corrupción, la delincuencia y la violencia. Encima nos llegó para coronar el menú, la pandemia del COVID-19. Todos estos factores negativos nos afectan y ejercen mucha presión en nuestro comportamiento diario, llegando a perder los papeles y el respeto por los demás.
Podemos ver, leer y escuchar a diario en los diferentes medios y en las redes sociales ataques, enfrentamientos, confrontaciones cada vez más airadas y violentas. Se logra percibir un gran malestar por todo y con mucha razón porque nuestros gobernantes a través de los años no han hecho mucho o nada para solucionar las deficiencias que la pandemia ha sacado a flote, haciendo que todo se note, como la ineficiencia de gobiernos corruptos.
Eso principalmente exalta a todos y al vernos atascados sin saber qué hacer para salir, ¡explotamos! Este malestar lleva a todos a estar con los ánimos caldeados con furia y atacar todo lo que nos parece que no concuerda con nuestro pensamiento y a veces sin analizar, hasta a faltar el respeto a todo lo que no nos gusta.
Es cierto que todos tenemos derecho de promover nuestro pensamiento crítico, a dudar, a preguntar, analizar, tener convicciones y vivencias (sobre todo de nuestro pasado) que afectaron el país, está bien, pero todo con respeto a la opinión ajena. Respeto que en estos tiempos se ha perdido rotundamente.
Saber respetar es tener consideración a los demás y es muy esencial, pues representa valorar lo que al otro lo hace diferente a uno y tolerar esas diferencias a favor de vivir mejor, no juzgar, no desacreditar, comprender que ellas nos hacen crecer. Para una sana convivencia es necesario establecer límites de lo que podemos y no hacer; y saber dónde comienzan los derechos de los demás.
La consideración empieza por nosotros mismos. El valor del autorrespeto puede ser algo que muchas veces damos por hecho, aunque no siempre lo ponemos en práctica.
El respeto hacia uno mismo comienza por reconocerse como un ser único y es necesario para desarrollar nuestro potencial y construir relaciones sanas. Alguien que se respeta, será más tolerante con los demás. El respeto es un factor que nos va ayudar a mejorar en todo, sin controlar a los demás. Practicar la tolerancia, ser pacífico y reflexionar. Creo que no es tarde para construir una mejor sociedad en la que la violencia, la agresión, la discriminación o el abuso no existan. Dejemos de soñar y aportemos para despertar con un mejor mañana.
(*) Comunicador & productor
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