Opinión

Sin permiso, sin vacancia

Por: Víctor A. García Belaunde

El jueves 4 de agosto quedará marcado en la historia de nuestro país como el antecedente legislativo de no aceptar la solicitud del presidente de la república para ausentarse del Perú y asistir a la inauguración del mandato del nuevo presidente colombiano Gustavo Petro.

La actitud del Congreso contra el presidente Castillo posiblemente sea merecida. Pero quien no se lo merece es el Perú como país, y tampoco Colombia un Estado al que estamos unidos por fuertes relaciones históricas, sociales, comerciales y con quien somos parte de la Alianza del Pacífico.

Los congresistas han argumentado una posible fuga por las cinco investigaciones abiertas que tiene el mandatario, y en otras intervenciones porque no representa a los peruanos debido a su falta de preparación dejando muy mal al país por los exabruptos que ha protagonizado.

Creemos pues, que el mejor embajador de un país es el presidente de la república, aunque este sea un ignorante y analfabeto; y no obstante esas cualidades básicas, el señor Castillo personifica a la nación y es quien dirige la política exterior.

El permiso del Congreso para que la más alta autoridad del Perú pueda ausentarse del territorio viene de larga data, pero el acontecimiento más traumático ocurrido en el Perú, fue la deserción del general Prado en plena guerra contra Chile, con la excusa de tener autorización del Congreso (que no la tenía) y supuestamente su viaje era para traer armamentos. Por esta acción de un presidente de la república en ejercicio, se mantuvo esta norma algo draconiana en nuestras constituciones posteriores. Y para añadidura, en el presente siglo sucedió la fuga de Fujimori que desde el extranjero renuncia al cargo de presidente.

Propuse una modificación constitucional para que el presidente pueda viajar a los países vecinos sin permiso del Congreso y solo dé cuenta de su viaje como así los establecen ordenamientos constitucionales de países de nuestro hemisferio, pero mi proposición no fue aprobada y sigo creyendo que eso es lo más pertinente en vista de nuestras cercanías, afinidades y porque con todos nuestros vecinos contamos con instrumentos bilaterales de extradición.

En una oportunidad el presidente Belaunde durante su primer gobierno estuvo en Puno, y muy cerca a la frontera estaba el presidente boliviano René Barrientos, quien acostumbraba visitar las poblaciones fronterizas de su país. Belaunde no podía ir al otro lado de la frontera para saludar a su amigo porque de haber solicitado el permiso al Congreso, era seguro que le negaban ya que ese parlamento era realmente obstruccionista y opositor, y no como el actual que es un cómplice y casi consorte del gobierno.

A Castillo debió dársele el permiso solo por 24 horas, es decir que vaya, salude, asista a la ceremonia e inmediatamente regrese y no se quede más allá de lo necesario, salvando así la posición del Perú. Recordemos además que el presidente de Colombia Iván Duque no obstante su posición política, vino a Perú a la asunción de Castillo y fue maltratado por el actual gobernante peruano al no ser invitado a Ayacucho como si fueron invitados otros presidentes.

Si las causales para denegar el viaje del presidente son las investigaciones en la fiscalía, posible fuga y que no nos representa, entonces bajo esos argumentos lo deberían vacar, o es que no nos representa afuera y sí dentro de nuestro país por conveniencia congresal. Antes que Castillo, debemos pensar en el Perú, sus intereses y su política exterior.

(*) Abogado y excongresista

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Back to top button