El peruano y su bendita manía de buscar un culpable, por no aceptar que la responsabilidad es colectiva cuando se juega en equipo. Lo de Anderson Santamaría ciertamente es evidente, ha cometido los mismos errores y no ha podido corregir, sobre todo tomando en cuenta que la línea que ocupa es muy sensible, y es una posición donde debe haber mayor proligidad para mantener el arco en cero y, aún más, sí el objetivo es vencer a un rival tan superior como Brasil.
Perú no es la sombra de ese conjunto armónico del proceso eliminatorio pasado – con cajón y guitarra – que veíamos tocar tres pases sucesivos con dinamismo y coherencia; tanto que los medios comerciales los endiosaron y denominaron a su fútbol como ‘chocolate’. Nuestra bendita manera de agrandar, para luego someterlos al escarnio público contra una pentacampeona del mundo.
“El peruano y su bendita manía de buscar un culpable, por no aceptar que la responsabilidad es colectiva cuando se juega en equipo.
Ricardo Gareca insiste en sus normas y preceptos que en algún momento lo elevaron al los altares más monárquicos e incluso hasta lanzarlo como candidato de nuestra amada nación, sin prever que el “Tigre” es una fiera que tiene virtudes y defectos como cualquier mortal. Para esta fecha triple dejó fuera a Carlos Zambrano a Pedro Aquino y a Luis Abraham, jugadores con jerarquía y experiencia en ligas competitivas, incluso mucho más que en donde juega su convocado predilecto, Christian Cueva, que posee un talento indiscutible y que no cabe duda es uno de los históricos de esta generación, pero que ha pecado de igual o mayor forma – por actos de indisciplina – que los futbolistas ausentes ya mencionados en estos últimos choques.
Esta selección blanquirroja no tiene nivel mundialista e incluso está lejos de aquella que logró el boleto al Mundial de Rusia tras 35 años, y ahí refrendo las palabras de Martín Fernández, periodista perspicaz, quién asevera que la selección nacional “retrocedió en su nivel, y que las Copas América pasadas maquillaron esta realidad”. Solo queda rectificar y buscar sumar en casa y dar la sorpresa como visitante. El fútbol es colectivo, por tal razón el éxito o el fracaso no es ni será únicamente mérito de un solo jugador.
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