Opinión

Seguridad ciudadana en tiempos de rondas

Por: Rafael Velásquez Soriano

Existe gran preocupación en la ciudadanía por la seguridad ciudadana. Para controlar la delincuencia, se han propuesto muchas alternativas de solución desde los anteriores gobiernos de turno. Una de ellas fue que las rondas campesinas se trasladen a las capitales de las regiones o a las grandes urbes, como la capital de la República, para dar solución mediante sus propias estrategias.

Esto fue curioso y muy riesgoso, porque buscaban desplazar las rondas campesinas, pero hubiera sido un exabrupto y controversial intentar trasladarlas fuera de sus ámbitos que les confería la propia Constitución.

Hubo quienes opinaron que incluir a las rondas campesinas en la seguridad urbana a nivel nacional podría constituir en la práctica la formación de milicias o fuerzas paramilitares, como lo advertía en otros términos el entonces alcalde de Lima, Jorge Muñoz, antes de ser vacado.

Cabe mencionar que las rondas campesinas no pueden operar en las urbes, ese sería su principal impedimento conforme al artículo 149 de la Constitución (el ejercicio de la acción jurisdiccional de las rondas se circunscribe a la propia comunidad campesina por el denominado derecho consuetudinario, o respecto a sus costumbres, por lo tanto, no pueden actuar fuera de los propios ámbitos conferidos, vale decir en las ciudades o urbes, situación que reafirma el Tribunal Constitucional a través del pleno sentencia 468/2020).

Se puede decir tantas cosas sobre la Seguridad Ciudadana, pero al parecer no nos hemos dado cuenta de algunos elementos silenciosos que han venido colaborando con dicha seguridad desde hace décadas, digamos con perfil bajo. Me refiero a los vigilantes particulares o llamados comúnmente guachimanes, los recicladores, el personal de barrido de calles, los motociclistas repartidores, personal de áreas verdes y las rondas vecinales urbanas.

A estos elementos se les puede incorporar, previa evaluación de los especialistas, al Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana porque en la práctica ya ejercen dicha función y cotidianamente coordinan con el serenazgo y la policía. ¿Cómo se les puede incorporar? Bueno, aprobando la “Ley del Guachimán”, previamente debatida en la Comisión de Seguridad Nacional del Congreso de la República.

Ya se propuso y debatió en muchos foros con expertos una iniciativa muy interesante y viable en estos momentos, que incorporaría formalmente a la vigilancia privada, la cual puede aplicarse a nivel nacional con urgencia y rapidez que el caso amerita, sin poner en riesgo el sistema de seguridad ciudadana.

De esta manera, la seguridad sería fortalecida formalmente por los llamados policías particulares o guachimanes, que en la práctica ya ejercen informalmente esta función coadyuvando con la PNP.

Un punto a favor de estos policías particulares es su formación práctica y ejercicio de hecho en favor de nuestra seguridad y lucha contra la criminalidad.

Para ello, solo habría que perfeccionar sus aptitudes con instrucción en seguridad ciudadana, para terminar de capacitarlos y fortalecer en intervenciones rápidas y también detención ciudadana contra delincuentes.

(*) Exdecano del Colegio de Contadores Públicos de Lima

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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