Con toda franqueza y sin ánimo de echar más leña al fuego, no se trata de si el ministro de Trabajo Iber Maraví, debe salir del gabinete; la verdad es que nunca debió formar parte de él, no contaba con el perfil para ministro de Estado y sus antecedentes, por decir lo menos, no eran para otorgarle esa responsabilidad.
Estamos en momentos de mucha angustia en el país: por un lado, la pandemia que ha dejado secuela de miles de muertos y deplorable situación económica, a lo cual se agrega la sorpresiva y no esperada llegada al poder del hoy presidente Pedro Castillo, acogido por un partido político que lo maneja una persona denunciada por el Ministerio Público por corrupción.
Como si lo expuesto no fuese suficiente para tener a la ciudadanía con los nervios de punta, el Congreso interpeló al ministro de Trabajo, que es un ejercicio democrático en que los parlamentarios preguntan y el ministro responde. Las respuestas no han sido satisfactorias, generando más desconfianza y, diversos grupos parlamentarios presentan moción para la censura de tal ministro.
El presidente del Consejo de Ministros anuncia que si es censurado el titular de la cartera de trabajo, hará el gabinete cuestión de confianza, con lo que si se le rechaza, ya habría una de las dos denegatorias de confianza requeridas para la disolución del Congreso. Como vemos, estamos ad portas de una colisión de trenes, para ilustrar la situación, casi casi a punto de no retorno, lo que es gravísimo para la estabilidad del país y su futuro inmediato.
El mismo primer ministro afirma que el tema fue visto en el Consejo de Ministros, la ministra y a la vez vice presidenta de la República Dina Boluarte lo desmiente, aparentemente hay diversos bandos y salen a la luz conversaciones en que el presidente del Consejo de Ministros solicita a sus congresistas hacer la vida imposible al canciller, nombrado como tal por el presidente de la Nación. Todo esto pone los pelos de punta a los conciudadanos y parecerían capítulos de alguna película de suspenso de Alfred Hitchcock.
La situación sería tal fácil de concluir con un poco de patriotismo del ministro de Trabajo, presentando su renuncia para que el presidente de la República nombre reemplazante y asunto concluido. Ojalá prime el interés nacional y no los egos personales.
Es bueno recordar que la política es ciencia y arte para gobernar y para ello hay que tomar acuerdos y los acuerdos se toman conversando, discutiendo, en el buen sentido de la palabra, concertando y no pechando. Las diferentes agrupaciones políticas son contendores no enemigos y habiendo un interés superior, el del país, deberían esforzarse por llegar a acuerdos. Algunas bancadas del Congreso han ido hasta Palacio de Gobierno para ello y las más altas autoridades del país han solicitado al presidente Castillo la convocatoria del Consejo de Estado, lo que de suyo grafica la dificilísima situación en que nos encontramos.
Ojalá que el mes Nazareno abra corazones y cerebros para enrumbar en dirección de la comprensión y del desarrollo.
(*) Excongresista de la República
(*) Expresidente del Consejo de Ministros
(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.