Opinión

Privilegios de macho y feminismo

Por: Luciano Revoredo

Se acaba de celebrar el Día Internacional de la Mujer. Esta fecha que hasta hace unos años simplemente significaba reconocer a la mujer en sus logros a través de la historia en la búsqueda de igualdad de derechos y oportunidades, ha devenido en muchas partes del mundo en motivo de manifestaciones violentas y grotescas, destrucción de inmuebles, ataques a la iglesia, golpizas a hombres sin motivo alguno y una desagradable exhibición de tetas y sobacos peludos. El feminismo radical se ha encargado de eso.

Aunque los medios formales, convenientemente alineados con el progresismo lo silencian, las redes sociales muestran una serie de manifestaciones violentas, de las también llamadas feminazis, en las que solo expresan su odio al hombre. En esto no diferencian entre niños, jóvenes o ancianos. Llegan al extremo de tener entre sus banderas el horrendo lema: “si es machito abórtalo”.

Ante esta situación cabe preguntarse si realmente el hombre vive en la condición de privilegio que estas desadaptadas denuncian. Al respecto hay un caso muy interesante. Me refiero a la activista feminista y lesbiana Norah Vincent, la que realizó un experimento notable para demostrar los privilegios que el patriarcado otorga al macho. Para experimentar estos supuestos privilegios masculinos se disfrazó y se hizo pasar por hombre durante 18 meses. Su conclusión, en el libro que publicó sobre este experimento (“Self-Made Man”) es que las mujeres disfrutan de mayores privilegios sociales que los hombres.

Durante esos 18 meses que Norah Vincent buscó sociabilizar como hombre frecuentó bares y se unió a un club de bowling sólo para hombres, se mostró como un hombre débil e inexperto para despertar el desprecio de los machos del grupo, pero se encontró con una buena acogida y la empatía de todos que trataron de enseñarle a jugar. Entró en un grupo de terapia para hombres y encontró lo mismo, fue a un club de striptease y salió con mujeres obteniendo fracasos y maltratos frecuentes. Su idea como lesbiana era que ella sabía lo que les gusta a las mujeres. Un hombre suave y que comprenda la femineidad al extremo de mostrar su lado femenino. El fracaso fue rotundo. Las mujeres quieren un hombre fuerte y protector. En una entrevista en la televisión luego de publicar su libro Vincent señaló que ahora tenía más simpatía y comprendía mejor a los hombres y la condición masculina: «Los hombres están sufriendo. Tienen problemas diferentes a los de las mujeres, pero no lo tienen más fácil. Necesitan nuestro apoyo, necesitan nuestro amor y se necesitan el uno al otro más que cualquier otra cosa. Necesitan estar juntos».

La experiencia vivida la llevó a cuestionar muchas cosas en las que creía antes como feminista y activista homosexual. Cuando declaró que las personas transgénero no pertenecían al sexo con el que se identificaban, fue perseguida y acusada de intolerancia. Para ella la transexualidad era la muerte del yo. Cambiar la vieja frase de Descartes del “pienso, luego existo”, por el “soy lo que pienso”.

Repudiada por sus antiguas camaradas. Vincent se suicidó en una clínica en Suiza el año 2022, a los 53 años.

(*) Analista politico

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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