Opinión

Por una sociedad sana ante la distorsión de la historia

Por: Luciano Revoredo

La vida, la familia y la libertad son los pilares sobre los que se debe sostener toda sociedad sana. La protección y defensa de estos pilares ha de ser nuestra principal bandera política. No en vano son precisamente estos los objetivos a destruir por el progresismo.

El derecho a la vida esta a la base de todos los derechos. Su protección desde la concepción hasta la muerte natural es un imperativo. En este sentido el acoso permanente incluso con el chantaje económico de los grandes organismos internacionales ha de ser rechazado enérgicamente.

En la familia se desenvuelve y desarrolla como persona todo ser humano. La familia conformada por un padre y una madre que quieren tener y tienen hijos debe ser protegida y promovida. Rechazándose toda ideología progresista que atente contra la familia tradicional en favor de caprichosas uniones o caricaturas de familia que resultan en atentados contra la seguridad, dignidad y estabilidad emocional y moral de los niños sometidos a semejantes experimentos socioculturales.

La libertad es inherente al ser humano como parte de su propia condición. Pero en la sociedad debemos entenderla no como un fin en si misma sino como un medio y un derecho. Un medio para alcanzar el fin propio del hombre en sociedad que es el bien común y un derecho para la realización plena del hombre. Es así como son fundamentales la libertad de expresión, la libertad de conciencia y la libertad de elegir la educación de nuestros hijos.

Hoy en día asistimos a una batalla cultural en la que el progresismo tanto de izquierda como de derecha intenta arrebatarnos o distorsionar estos tres pilares de la sociedad sana. Toca a los conservadores impedirlo. Uno de los campos en que se viene dando esa batalla es el de la historia y su enseñanza. Tanto a través de la academia tomada por el progresismo como por los medios de comunicación de masas y su permanente distorsión del pasado, para así, distorsionar las mentes del presente, la historia está siendo reescrita por académicos, periodistas y productores audiovisuales progresistas, cuyo plan no es corregir los errores en busca de la verdad, sino censurar la historia con visores ideológicos.

Es la agenda impía del arco iris, del globalismo totalitario, de aquella trinidad progre de la diversidad, la equidad y la inclusión. Son ellos los que pretenden controlar la narrativa histórica para imponernos falsos arquetipos. Una historia y un pasado a la medida del presente y futuro que por la fuerza nos quieren asignar. Como dijo Orwell en 1984: “¿Te das cuenta de que el pasado, a partir de ayer, ha sido realmente abolido?… Todos los registros han sido destruidos o falsificados, todos los libros han sido reescritos, todos los cuadros han sido repintados, todas las estatuas, calles y edificios han sido renombrados, todas las fechas han sido cambiadas, todo ha sido alterado. Y ese proceso continúa día a día y minuto a minuto. La historia se ha detenido”.

Estamos a tiempo de impedirlo.

(*) Analista político

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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