
Si algo de dignidad tuviera Pedro Castillo tendría que renunciar a la presidencia de la República. La última “perla” de su gobierno fue el secuestro de un periodista de televisión, Eduardo Quispe, quien había acudido a Chadín, Chota Cajamarca, a investigar dentro de los pobladores, los negociados que había hecho a través de una empresa, la señora Yenifer Paredes (cuñada del presidente Castillo) para ganar ilícitamente ingentes utilidades.
Los “ronderos” manejados por este gobierno, amenazando su integridad física, obligaron al periodista a pedir disculpas por supuestamente haber mentido difamando a Castillo y a su entorno. Si no lo hacía su vida corría peligro. Luego de su liberación, Quispe contó la verdad de los hechos y las horas de pánico que había vivido. Desde que se inauguró el régimen de Castillo los escándalos se han ido sucediendo uno tras otro. No sólo este gobierno ha agudizado la crisis política, económica y social con sus torpezas e ineptitudes constantes, sino que en lugar de haber conformado buenos gabinetes ministeriales con gente proba y de calidad, de manera intencional ha optado por seguir el camino del mal rodeándose de gente prontuariada que lo único que han hecho es enriquecerse corruptamente en agravio del erario nacional, empobreciendo aún más al pueblo que cínicamente juró defender.
Pedro Castillo, como bien lo señala, el propio Ministerio Público, se ha situado como el líder de una organización criminal, que desde el poder mueve los hilos a través de muchos de sus ministros mafiosos, inescrupulosos secretarios personales, lobistas, empresarios e incluso familiares y funcionarios más cercanos para destrozar al estado, con tal de enriquecerse, sin importarle incluso el juicio público, y la fiscalización que hacen los medios y los sistemas constitucionales. La teoría de la autoría mediata del tratadista alemán Claus Roxin, calzaría perfectamente en su caso. En la autoría mediata (que se aplicó a Alberto Fujimori en juicio por asesinato, lesiones y secuestro) la teoría del dominio del hecho define al autor como aquel que ejerce el dominio del hecho dirigiéndolo a la realización del delito. El autor mediato es el que tiene el dominio del hecho y del resultado. Los autores directos, en cambio, pueden ser fungibles, pues quien dirige todo será el autor mediato u hombre de atrás. Igual el resultado se obtendrá prescindiendo o no de los autores directos.
Si el Congreso no vaca u obliga a renunciar a Pedro Castillo de la presidencia, esta organización criminal dirigida por el presidente seguirá efectuando sus fechorías en agravio de la patria. Estamos todos advertidos.
(*) Candidato a la alcaldía de Lima por APP
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