En el 2023, México recibió 75 millones de turistas extranjeros, mientras que Perú, apenas 2.5 millones, pese que hubo un repunte respecto al 2022, según cifras de Mincetur. La diferencia es enorme. La decisión del gobierno de México de exigirles la visa a los peruanos y, posteriormente, la misma medida adoptada por el de Perú, por el principio de reciprocidad, perjudica a ambos países, a sus economías y a sus ciudadanos
Esta situación se produce justo cuando la economía peruana da visos de, ahora sí, iniciar su despegue gracias al buen precio de los minerales, el incremento de las exportaciones y otras actividades, entre ellas el turismo, precisamente. Además de importantes obras de infraestructura, como el megapuerto de Chancay y la ampliación del aeropuerto internacional Jorge Chávez, que, justamente, incidirá positivamente en el turismo.
Este buen indicio se refleja en los 150,271 mil turistas peruanos que llegaron a México el año pasado, convirtiendo al Perú en el tercer mercado sudamericano más importante para el Caribe mexicano, según el gremio hotelero de este país. Dicha cifra es el doble de los 76,300 mexicanos que llegaron al Perú en el 2023 para hacer turismo, pero que, aun así, ubicaron a México como el noveno país que aportó más turistas al nuestro.
Muchos peruanos viajan a México para disfrutar de las caribeñas playas de Cancún, sus numerosos centros turísticos y su vida nocturna. También el templo de Kukulcán, en Chichén Itzá, considerado Nueva Maravilla del Mundo Moderno. O el Centro Histórico de México, con su legendario Zócalo, el Palacio de Bellas Artes o el bullicioso paseo peatonal de Madero.
Por su parte, los mexicanos llegan al Perú maravillados por Machu Picchu, construido por los incas, así como por los atractivos de las culturas precolombinas, en algunas de las cuales, como la Mochica, se han hallado algunas similitudes con los aztecas o los mayas.
En el 2012, el gobierno de México suprimió el requisito de visa para el ingreso de los peruanos que visiten ese país hasta por 180 días y que no realicen actividades remuneradas. Ese mismo año, el Perú tomó similar decisión.
Y, entonces, ambos países renovaron sus lazos de hermandad y respeto, llevando una armoniosa relación año tras año. Sin embargo, todo cambió con el régimen de Andrés Manuel López Obrador. Ojalá este señor recapacite y entienda que no debe estar siempre con la sangre en el ojo solo porque a los presidentes de países sudamericanos de su misma ideología les está yendo mal. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
