Opinión

Monseñor Barreto: ¿Qué hacemos con la PUCP?

Por: Luciano Revoredo Rojas

Joaquín Vargas, el joven conductor del programa Al Punto de Ilad Media, denunció hace unos días que en las olimpiadas de Estudios Generales Letras de la (ex) Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), se había incluido en todas las categorías deportivas la “participación disidente”, esto es la manera eufemística de llamar a la participación de trans y de las otras categorías creadas por la ideología de género como los no binarios y otros desvaríos.

De acuerdo a las bases todo aquel que se identificara con el género masculino podría inscribirse como tal y así también todo aquel que se identificase con el género femenino, independientemente de su sexo biológico podría inscribirse como tal.

Por supuesto que los abanderados de la inclusión y la tolerancia, como suele suceder resultaron los más intolerantes y proscribieron de las competencias a todo aquel que no estuviera de acuerdo con negar la realidad biológica. Entre ellos Joaquín Vargas acusado de promover discursos de odio y de ser, esto es increíble, biologicista. Esta deplorable situación ha sido preparada y concebida en complicidad con las autoridades de la universidad.

En el mes de mayo se realizó el evento [De] Construye Letras, para según se decía en la convocatoria, “conversar sobre la participación de la comunidad trans y no binarie en los deportes y cómo esta se puede evidenciar en las próximas Interfacultades. Vamos a desmentir “ventajas biológicas” trans en el deporte, problematizar el binarismo en el deporte y construir medidas de protección en actividades deportivas como Interfacultades”. Esta extraviada actividad se realizó en la sala de conferencias de Letras.

A esto hay que sumar una serie de actividades “culturales” como la Semana LGBT+ “Letras con Orgullo”, presentada por un desagradable drag queen y la reciente presentación de un espectáculo de creación colectiva ARTPOP en que dos alumnos homosexuales vestidos en mallas que simulaban desnudez, terminaban la supuesta danza entrelazados en un beso.

Todo esto configura el ideológicamente enrarecido ambiente de la PUCP. Universidad en la que además de acuerdo con su política para el Respeto de la Identidad de Género aprobada por el Consejo Universitario en 2017. La PUCP reafirma su compromiso con la defensa y protección de la identidad de género, y por ello acuerda una política que enfatiza su accionar en este sentido. Por ese motivo hay baños y camerinos trans, campañas de sensibilización (entiéndase de lavado de cerebro), reglamentos disciplinarios anti discriminación por identidad de género (entiéndase de censura y cancelación) y lo más peligroso promoción de una formación curricular que incluya un adecuado enfoque sobre la diversidad sexual.

Lo que más llama la atención es que esta institución decadente y perniciosa insista en llamarse “católica”. Y más aún que su Gran Canciller el siempre locuaz Cardenal Barreto guarde silencio cómplice ante estas aberraciones.

(*) Analista politico

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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