Nadie puede dudar que la minería es una de las actividades económicas más importantes del país. Es más, se podría decir que es el motor de la economía nacional, fuente de empleo y, por lo tanto, de ingresos para miles de familias peruanas. Tan es así que el precio del cobre es clave para la reactivación económica y ha evitado que el Perú sea afectado por la crisis causada por la pandemia como lo fueron otros países.
El año pasado se cerró con el cobre como nuestro principal producto de exportación y una cotización de US$ 353 por libra –según el Banco Central de Reserva–, una cifra que no se registraba desde el 2012 impulsada por la acelerada expansión del sector manufacturero de China, una mayor demanda de este metal en el sector de energía renovable y con expectativas de recuperación económica y de reactivación industrial.
El Perú es el primer productor de oro, zinc, estaño, plomo y molibdeno a nivel en América Latina. También es el segundo productor de plata, cobre y zinc en el mundo. La minería representa más del 50% de las exportaciones del país y es el mayor contribuyente de la Sunat. Además, en un contexto de crisis, la minería es fundamental.
Es cierto que ha habido empresas que practicaron una minería irresponsable, sin cuidar el medio ambiente, dañando el ecosistema y perjudicando a las poblaciones locales, su hábitat, la flora y la fauna. Sin embargo, en los últimos años los controles se han reajustado, las comunidades han asumido un rol más protagónico en la defensa de sus recursos y las autoridades están más vigilantes en todos los niveles.
Hay que poner en consideración todos estos aspectos para asumir una postura respecto a la minería. Una política antiminera sería perjudicial para el Perú, más aún en las actuales circunstancias, cuando enfrentamos una pandemia que aún no termina y que ha causado un daño nunca antes registrado a nuestra economía. De hecho, hay que sancionar a las empresas mineras que contaminan más allá de los estándares permitidos, a las responsables de los niños con plomo en la sangre, de los mineros con los pulmones destrozados y los ríos contaminados. Pero no podemos prescindir de la minería si queremos levantarnos de la gran caída que nos ha causado la pandemia. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
