Opinión

Los sicarios de ayer y hoy (I)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

En la antigua Roma existía una daga pequeña y fácil de esconder que usaban quienes detentaban el poder, o aspiraban a él, para eliminar a sus enemigos políticos. Se llamaba sica —palabra de origen latín— y tenía una forma de curva que les permitía cortarles el cuello a sus víctimas con facilidad. El término sica derivó en sicarius y este se castellanizó en sicario. Entonces corría, aproximadamente, el siglo VIII. Hoy, después de más de 1,200 años, los sicarios se han convertido en los delincuentes más temidos en países de alta criminalidad, como México, Colombia, Ecuador y Perú.

El sicariato fue una práctica más recurrente en el Medio Oriente, cuando se formó la secta de los nizaríes —llamados hashshashin por sus detractores—, que estuvo activa entre los siglos X y XIII. Este grupo logró su máximo poder en el califato fatimí por su actividad estratégica de asesinatos selectivos contra dirigentes políticos, militares y reyes.

En la Edad Moderna la figura del sicario evolucionó y se adaptó a las circunstancias de la época. Durante el Renacimiento, en Italia, se popularizó la figura del “condotiero”, un mercenario que era contratado por diferentes señores y nobles para llevar a cabo asesinatos de políticos y militares.

Los sicarios como los actuales, que en el Perú están al servicio principalmente de las bandas de extorsionadores y que también ejecutan ajustes de cuentas para cualquier tipo de banda criminal, nacieron recién en el siglo XIX. Empezaron a ser usados principalmente por las mafias en Italia, Estados Unidos y otros países periféricos. El famoso gánster Al Capone, por ejemplo, tenía una red de sicarios a su servicio.

Pablo Escobar, el líder del cártel de Medellín, tenía a su guardia pretoriana llamada “Los Priscos”, que era dirigida por cinco sanguinarios hermanos. También se recuerda al famoso John Jairo Velásquez Vásquez, alias “Popeye”, quien se jactaba de haber cometido 300 asesinatos.

En el caso de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, su principal sicario fue Manuel Alejandro Gómez Díaz, alias “Aponte” o el “Bravo”, un exmilitar que ideó los túneles por los que su jefe solía escapar de la policía mexicana. Pero han pasado los años y la realidad contemporánea es distinta. En la actualidad, los sicarios han evolucionado y se han adaptado a las nuevas tecnologías y métodos de comunicación. Hoy, utilizan el celular, las redes sociales y hasta drones para espiar, perseguir y asesinar a sus víctimas. Mañana continuamos con el sicariato en el Perú, donde el año pasado se perpetraron más de 420 asesinatos por encargo, según cifras oficiales. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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