Este 28 de julio, el Perú celebra el Bicentenario de su independencia. Es decir, se conmemorarán 200 años desde que el gran libertador Don José de San Martín, luego de independizar su natal Argentina y Chile, llegara a nuestro país para proclamar nuestra independencia luego de derrotar a las huestes españolas. La fecha coincide con la juramentación y asunción al mando de quien gobernará el Perú durante el próximo quinquenio.
Los resultados de los comicios electorales llevados a cabo ayer, los mismos que son los más reñidos de las últimas décadas, nos refleja la atmósfera de una nación dividida, que ahora en adelante necesita del consenso de todas las fuerzas políticas para poder salir adelante de esta gran crisis social y sanitaria en que vivimos actualmente. Los primeros resultados de conteo rápido al 100 % dan como ganador a Pedro Castillo con él 50.2% por el momento y a Keiko Fujimori con un 49.8 % mientras -faltan los resultados oficiales de la ONPE que durarán varios días aún-, se demuestra lo dividido y polarizado que se encuentra nuestra nación.
Las circunstancias del momento, con la pandemia y su consecuente crisis sanitaria, además de tener a dos opciones radicalmente antagónicas como mayores fuerzas políticas en el Congreso, hacen avizorar un gobierno difícil y complicado.
Los principales retos del próximo gobierno serán derrotar al COVID-19 y, en una tarea simultánea, reactivar la economía, que, en la etapa prepandemia, a febrero del 2020, estaba en una posición optimista, con un crecimiento de 3.83% y excelentes perspectivas en comparación con los demás países de la región. Las primeras medidas de emergencia se dictaron en marzo del mismo año y al mes siguiente, en abril, nuestro país tuvo una aparatosa caída de 40.49% en su economía, lo que ya vislumbraba un panorama triste y dramático, de necesidades básicas insatisfechas, de carencias extremas. Con una reducida bancada, que no le dará mayoría en el Congreso, quien se instale en Palacio tendrá serios problemas para echar adelante al país, especialmente en materia económica, pues las nuevas medidas precisan de leyes y estas necesitan de la luz verde del Legislativo. Si bien una de las funciones de los parlamentarios es fiscalizar, pues ninguna autoridad puede hacer lo que le da la gana, el Parlamento Nacional se ha caracterizado en los últimos tiempos por su sesgo obstruccionista, de frustrar hasta propuestas positivas.
Como lo dijo el empresario Roque Benavides, en reciente entrevista con nuestro canal digital La Noticia Multimedia, el camino es el consenso, la concertación. Y para ello se precisa de equilibrio, ponderación y sensatez. Si no se deponen los intereses personales y de grupo, si se persiste en esa posición obstinada de poner piedras en el camino a toda iniciativa, ya sea del Ejecutivo o del Legislativo, el país no avanzará y más bien seguirá hundiéndose en el hoyo del desempleo, la pobreza y el hambre, lo cual nadie sensato quisiera que pase. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
