Opinión

Los que hablan tonterías

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La icónica frase de Gustavo Cerati, “gracias totales”, eleva la gratitud a la enésima potencia. “No hubiéramos sido nada sin ustedes”, llegó a decir el líder de Soda Stereo, quien apreciaba mucho a su público, al que premiaba no solo con sus canciones, que ya era mucho decir, sino también firmándole sus álbumes o posando para una foto con una sonrisa sincera. Qué bueno sería para el Perú si todos los políticos también fuesen agradecidos con los ciudadanos que los eligieron y cumplieran sus promesas, en vez de convertirse en “niños”, “mochasueldos” o traficantes de influencias.

Muchos políticos son lo contrario a Cerati, leyenda del rock argentino y latinoamericano. Se parecen más bien a los conductores del show “Hablando huevadas”, frase que, traducida al lenguaje no vulgar, sería “hablando tonterías”. Nos enteramos, por boca de ellos mismos, que estos “artistas” desprecian a sus fans y dicen que detestan recibir el saludo de ellos, tomarse fotos o firmarles autógrafos.

Hay congresistas que actúan como estos personajes de la comicidad de la era digital y de los chistes tontos, estos bufones que no valoran a quienes los han hecho famosos y los hacen ganar dinero por algo que en realidad no tiene mérito, burlarse de los demás y soltar groserías a granel. Su “arte” es hacer “bullying”. Es increíble que hablando estupideces hayan logrado más de 4 millones de suscriptores en YouTube. Pero, en fin, esos son los gustos de las nuevas generaciones.

Por cierto, hay congresistas que también hablan y hacen tonterías. No son todos, pero sí muchos, quizá la mayoría. Estos políticos, después de ganar una curul con los votos de los ciudadanos que confiaron en ellos, los salen defraudando y se afanan más en llenar sus bolsillos de dinero en vez de servir a los demás, lo cual en realidad es su función. Por eso son servidores públicos.

Ni esos “artistas” que ganan dinero hablando tonterías, pero que no valoran a su público y lo menosprecian; ni los políticos que decepcionan a sus electores, olvidan sus promesas y reciben jugosos sueldos que no se justifican, merecen la menor consideración.

Lamentablemente, en estos tiempos de reggaetón, televisión basura y mediocridad en sus más diversas cepas y variantes, nos encontramos con el éxito de artistas como los que hacen reír con chistes tontos, y con la responsabilidad otorgada a políticos sin atributos morales ni intelectuales. Este tipo de personas de ninguna manera merecen las “gracias totales” que daba el gran Cerati en sus conciertos. Sino, todo lo contrario. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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