Los presidenciables
El Perú es un país donde las sorpresas electorales son parte de la historia nacional. Sociológicamente, los desconocidos, los apolíticos, y los que están en los últimos lugares del ranking de la aceptación popular logran remontar desventajas y adversidades y, a través de un impulso insospechado, logran acceder inesperadamente a una soñada segunda vuelta presidencial. El republicanismo peruano está en profunda crisis. Y esa crisis se proyecta con candidatos sin liderazgo y de intelectualidad sumamente cuestionables que perfilan la deshonra y la improvisación más lacerante, apenas llegan al poder.
En realidad, estamos descendiendo al inframundo gubernamental en materia política y prueba de ello es la elección del ladrón de cuyes Pedro Castillo, un subproducto del lumpen peruano que nos dejó en gravosa vergüenza internacional con funestas secuelas cancerígenas hasta el día de hoy. Además, el subnormal y patológico consumidor de marihuana Antauro Humala, representa y encarna el odio, aborrecimiento, animadversión, desprecio y ojeriza del Perú profundo contra el centralismo limeño. Si la democracia quiere auto preservarse, este rapaz, sin trabajo conocido y que deambula en provincias, debe ser desechado y expectorado desde la primera instancia administrativa electoral.
Para una democracia real, estos problemas de pasividad y permisividad, revelan un presumible colapso del sistema y un peligroso tránsito a la anarquía como estado nación.
Agreguemos que, algunos partidos políticos son grupos de amigos, vulnerables ideológicamente e identificables como agencia de empleos y como confederación de oportunistas. Léase y distíngase con propiedad, el pseudopartido que alquiló a Carlos Añaños como candidato, y cuya contraprestación sólo duró tres meses. Su comité ejecutivo lo integraba toda una familia.
Dentro de la exagerada inclusión de partidos en proceso de inscripción y que se avizoran serán 50, podemos perfilar en la génesis de esta maratón electoral, tres posibles candidatos que aún no definen nada, pero, que pueden dar la sorpresa para el 2026. Ciertamente nada está dicho, pero vamos sondeando. Uno de ellos es Phillip Butters. Trujillano, polemista flamígero y demócrata conservador. Comunicador, escritor y exitoso empresario.
Ciertamente, no le va a temblar la mano para aplicar políticas públicas necesarias para la urgente transformación de la gobernanza nacional. También asoma Fernando Arce Alvarado. Parlamentario andino y líder del partido Tierra Verde, una organización estructurada a nivel nacional con bases sociales fuertes, con un mensaje político basado en el humanismo y la renovación de la política tradicional que quiere impulsar la educación en favor de las grandes mayorías.
Y cerrando esta trilogía, insurge el congresista Roberto Chiabra, quien tendrá el titánico esfuerzo de eliminar el arraigado prejuicio psicológico peruano respecto a los militares que postulan a la presidencia y se convierten en saco largos, formato que “Cosito” Ollanta estableció como doctrina popular, incluyendo un pésimo gobierno, con hoja de ruta liderada por dólares chavistas y odebrechistas. El tiempo determinará quienes serán los elegidos.
*Analista político.
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