Opinión

El Perú será la tumba del Chavismo

Por: Luciano Revoredo

Estamos en el año del bicentenario de la independencia del Perú. Era de esperarse en julio una gran celebración. Eventos magníficos y una población orgullosa. Firme y feliz por la unión. No será así. Nada de esto es posible.

Primero el COVID y su pésimo manejo por el gobierno corrupto de Vizcarra, nos quitaron las posibilidades de la gran celebración y luego la crisis política en que nos encontramos ha puesto en segundo plano cualquier posibilidad de conmemoración o celebración a la altura de las efemérides que se avecinan.

Pero hay otro aspecto interesante que cabe mencionar. Como se sabe, el Perú fue el último país en independizarse, muchos pensaban en esos momentos que no nos convenía la independencia. Y muchos de los que hoy vemos como precursores de la independencia no la buscaban ni la ansiaban. Eran apenas reformistas.

Tal vez no es políticamente correcto decir esto ahora, pero la independencia del Perú, a pesar que ya existía una conciencia nacional en ciernes, fue en gran medida un fenómeno exógeno. Gran parte de la población peruana era fiel a la corona y esto ocasionó lo que llamaríamos en realidad una guerra civil que dividió a los peruanos al extremo que en muchas familias había un hermano en el ejército realista y el otro en el independentista.

Un caso notable es de Ramón y Leandro Castilla, por ejemplo. Otro caso notable es el de los hermanos Pío y Domingo Tristán. Pío gran realista que fue Virrey interino del Perú, y Domingo del ejército de San Martín.

Lo cierto es que por su posición geopolítica la independencia del Perú era indispensable para consolidar la revolución liberal en el continente. Es así que somos invadidos por la expedición libertadora del sur primero y por la del norte después. Sólo así se logra la independencia. Aun así, existen casos como el del indígena Antonio Huachaca, natural de Iquicha – Huanta, que, siendo leal al Rey, resistió a la independencia con sus tropas de miles de indios realistas hasta 1829. Este aspecto de la historia ha sido soslayado por la historiografía oficial, que gusta de vender una historia edulcorada, una suerte de arcadia republicana.

Doscientos años después, otra revolución ha tomado el continente, esta vez una revolución opresora e inhumana. La revolución homicida del comunismo castrochavista. Bajo la batuta del Foro de Sao Paulo, desde hace tres décadas se viene imponiendo un modelo fracasado y chupasangre en el continente. La peor corrupción revestida del ropaje del más infame comunismo viene arrasando con los países de la región. Venezuela es la mejor imagen del fracaso de este modelo estatista y tiránico. También han caído Bolivia y Argentina. Ahora están ad portas Chile y Colombia. Ecuador ha logrado de momento sacudirse de esta plaga, lo mismo que Brasil con el gran Bolsonaro. Pero es imprescindible, que por su posición geopolítica estratégica caiga el conservador Perú.

Es así que otra vez se realiza la misma operación y por el sur desde Bolivia, el antiguo Alto Perú, y desde Venezuela por el Norte nos vienen invadiendo, ahora no con tropas sino con infiltrados, fraude electoral, dinero sucio y traidores, para consolidar la revolución en el continente.

Han de saber, que el Perú será la tumba del Chavismo. Resistiremos con la misma tenacidad y constancia que Huachaca.

(*) Analista político

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Back to top button